Salman Rushdie recibe la Medalla Carlos Fuentes

La Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara entregó hoy aquí la Medalla Carlos Fuentes al escritor y ensayista británico Salman Rusdhie (1947), en la apertura de las actividades del Salón Literario.

 Fue la periodista Silvia Lemus, viuda del autor de obras como La muerte de Artemio Cruz o La región más transparente, quien colocó la citada presea al escritor nacido en la ciudad de Bombay, quien regresa a la FIL de Guadalajara tras 20 años de ausencia.

 Se trata de la segunda ocasión que Rushdie está en la FIL, la cual visitó por primera vez en 1995, cuando fue presentado por el escritor mexicano Carlos Fuentes, con quien el autor británico la pasó muy bien.

 Al tomar la palabra, el autor expresó su beneplácito por regresar a tierra tapatía, al tiempo que ofreció un discurso sobre realismo mágico y dio una pequeña probadita de lo que será la presentación de su nueva novela Dos años, ocho meses y veintiocho noches, el próximo 1 de diciembre.

 “La pasamos muy bien en Guadalajara hace 20 años, Carlos, William Styron y yo, y mi recuerdo de ese momento es muy vívido, si bien un poco nublado, por la cantidad de tequila que bebimos”, señaló.

 El escritor habló también del material en que se basó para la publicación de su libro antes mencionado, no sin antes ofrecer párrafos del prólogo de Josef Anton, acerca de los cuentos que su padre solía contarle del Medio Oriente.

 Relató que los niños se enamoran de las historia de manera fácil, las viven y juegan con atacar castillos, conquistar naciones, navegar en el mar azul, y sueñan en la noche con dragones; según él, todos los niños son cuentacuentos, hacen historias y reciben historias.

 Más adelante, Rushdie también habló sobre el enamorarse de las historias y los libros y mencionó que “nos enamoramos de ellos, porque nos convierten en quienes somos”.

 “Enamorarse de un libro o historia, nos cambia de alguna manera, y ese cuento del que nos enamoramos, se convierte en parte de nuestra imagen del mundo, en parte de la manera en que entendemos las cosas, y parte de la manera como juzgamos la vida y las opciones que tomamos en ella”, dijo.

 Tras recordar su niñez y el lugar en que nació, la ciudad de Bombay, el autor refirió que las historias de los libros en aquel entonces, “parecían como verdaderos cuentos de maravilla”.

 “La reina de las nieves de Hans Christian Andersen que rompe un espejo mágico que entra a los torrentes sanguíneos de la gente y convierte sus corazones en hielo, me parecía más aterradora, a un niño que como yo que vivía en el trópico, donde el único hielo que había visto estaba en el refrigerador, o el cuento de las nuevas ropas del emperador, me parecía disfrutable cuando crecí luego de que el imperio británico dejó de contarnos como sus súbditos”, dijo.

Tras hacer un recorrido sobre cuentos e historias de su natal Bombay referentes a Ganesha, alusivas al realismo mágico y otras más sobre caballeros medievales, Rushdie señaló que vivimos en una era de no ficción.

 “Toda casa de edición te diría esa, pero hablo de ficción sería, y del otro tipo; en el otro tipo de ficción sigue viva, siempre aparece la penumbra, la gente juega juegos del hambre, y Leonardo da Vinci es un código.

 “Sin embargo, la ficción seria es de Elena Ferrante, es una ficción muy cercana, idéntica a la experiencia personal del autor y muy lejana de la magia”, dijo.

 Consideró que la tradición realista está destinada a una interminable repetición y agregó que “si buscamos innovación, lo nuevo, debemos girar hacia el irrealismo y su manera de abordar la vida”.

 “Los cuentos de mi niñez, me dijeron que ese abordaje era posible, pero también que existía una infinidad de posibilidades y que todas eran divertidas”, comentó.

 El autor destacó que hoy varios de los autores jóvenes de realismo, “parecen iniciar con el mantra, escriben sobre lo que conocen, y es un mantra que tienen detrás de sus escritores, pero como alguien que ha experimentado las clases de escritura creativa, sabe que hay mucho de esa angustia adolescente”.

 El autor recomendó además a jóvenes autores no escribir sobre lo que les parece interesante, sino sobre lo que no conocen y expresó que “la ficción es ficcional y trata de inventar cosas”.