Yucatán protege cuevas acuáticas y cenotes

Las investigaciones de expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México permitieron que diversas cuevas y cenotes de Yucatán se incluyeran en la Asociación de Cuevas Turísticas Iberoamericanas (Actiba), referente internacional en el mantenimiento de la calidad turística, medioambiental y la conservación del patrimonio geológico.

La inclusión en la Actiba fue una tarea que implicó comprobar la existencia de un patrimonio subterráneo, con alto valor para el turismo geológico, destacó la máxima casa de estudios en un comunicado.

Además, a través de investigaciones realizadas por el área de Ciencias Ambientales Costeras de la unidad universitaria, en conjunto con las académicas Gabriela Rodríguez Fuentes y Elsa Noreña Barroso se demostró que se toma en cuenta la conservación de ese patrimonio, señaló Árcega Cabrera.

De acuerdo con la Seduma, en el último censo se ubicaron en Yucatán más de dos mil 300 cenotes y tres importantes sistemas de cavernas estudiadas, pero se estima que aún hay muchos más.

“La importancia ecológica de estos sitios es enorme, sobre todo por su papel como conectores entre dos sistemas: el subterráneo y el terrestre, así como otros intermedios. Además, desde el punto de vista hidrogeológico, probablemente es el acuífero kárstico más grande del mundo, lo que en sí mismo ya significa un ecosistema propio y único”, resaltó.

Históricamente, la relevancia de estos sitios para los mayas es muy importante ya que eran fuente de vida y de muerte, pues se consideraban la entrada al inframundo.

“Con esta inclusión, Yucatán se encuentra de forma oficial en el mapa mundial de cuevas turísticas. De la mano de Actiba se abren muchas puertas de organismos como la UNESCO, que pueden ser muy importantes para temas de conservación, así como de la Unión Europea o el gobierno de España, que tienen planes específicos de cooperación internacional iberoamericana”, indicó.

Mencionó que, de llevarse a cabo las acciones sugeridas por la Actiba, podría traer un incremento del producto interno bruto de Yucatán, derivado de las visitas turísticas a cuevas y cenotes.