Crean oído biónico

Científicos de varias universidades y centros de investigación de Estados Unidos han dado un paso clave para luchar contra algunos de los problemas auditivos más frecuentes. Con técnicas de medicina regenerativa, han generado en el laboratorio un mini oído interno, una estructura tridimensional que contiene células ciliadas, células sensoriales recubiertas de una vellosidad microscópica, que desempeñan un papel clave en el milagro de oír.

Sin ellas, no se podría transformar el sonido del exterior en una señal eléctrica fácil de interpretar para el cerebro. Se estima que los humanos tienen 75.000 células ciliadas alojadas en el oído interno, mueren con el envejecimiento y por agresiones externas provocadas por medicamentos como los antibióticos, infecciones, alteraciones genéticas o por soportar traumas acústicos como los que podemos sufrir en un concierto de rock o cuando escuchamos música a través de los auriculares.

El avance, que se publica en la revista «Nature Biotechnology», ofrece una nueva esperanza para regenerar estas células que, cuando fallan, conducen a las sorderas más comunes, según explican los autores de la Universidad de Indiana y la Escuela de Medicina de Boston. De momento, abre una nueva puerta a la investigación de la zona más delicada y protegida del oído.

Como otros tejidos de laboratorio, los investigadores fabricaron el mini oído interno cultivando células madre en un entorno lo más parecido a lo que brinda la Naturaleza. Así, se utilizó un molde en 3D, en lugar de una placa plana de cultivo, y durante un año se fueron probando distintas «recetas» de cultivo para favorecer su desarrollo y crecimiento. Hasta encontrar con los ingredientes necesarios para fabricar los «organoides», esas estructuras tridimensionales que contienen las células sensoriales.

Los investigadores se sirvieron de la prometedora herramienta que permite editar el genoma. Con CRISPR (léase crisper), pudieron marcar con fluorescencia las células sensoriales del oído interno. Y vieron cómo los nuevos organoides contenían una población de células sensoriales con la misma firma funcional que las células que detectan el equilibrio y el movimiento en el oído interno humano. También encontraron neuronas, encargadas de transmitir señales desde el oído al cerebro, formando conexiones con las células sensoriales. «Ambos tipos de células son críticas para una audición y un equilibrio adecuados», recuerda Karl Koehler, uno de los autores del estudio.