¿Conoces cuál es el templo más antiguo del mundo?

Göbekli Tepe, en Turquía, es uno de los yacimientos arqueológicos más asombrosos que se conocen. Reconocido como el lugar de culto más antiguo construido por la humanidad -tiene 11.600 años de antigüedad, 7.000 más que la pirámide de Keops-, incluso ha hecho pensar a los investigadores que la civilización pudo partir del templo y no de la agricultura. Sus enormes pilares de varios metros de altura con enigmáticas figuras grabadas, los bajorrelieves con buitres, escorpiones y otras criaturas o su puerta de entrada rodeada de fieras esculpidas despiertan la imaginación y hacen pensar en referencias al mundo de los muertos o de lo espiritual.

Cada cierto tiempo, surgen teorías que intentan explicar algunos de los misterios de este conjunto arquitectónico. Hace tan solo un par de meses, científicos de la Universidad de Edimburgo (Escocia) decían haber descifrado unos símbolos esculpidos en un pilar conocido como la piedra del buitre. Según la asombrosa teoría de los investigadores, los relieves pueden documentar el impacto de un enjambre de fragmentos del cometa que provocó el Dryas Reciente, una miniedad de hielo durante la cual desaparecieron muchas especies de grandes animales, entre ellas el mamut lanudo, y es posible que se produjeran también importantes pérdidas humanas.

Pero hay más. La arqueóloga Julia Gresky y sus colegas del Instituto Arqueológico Alemán han descubierto en Göbekli Tepe tres fragmentos de cráneos perforados con modificaciones nunca antes vistas entre los restos humanos de la época. Los investigadores creen que se trata de la primera evidencia en el Neolítico del llamado culto a la calavera.

Aunque hay científicos que sitúan los orígenes de la trepanación al final del Paleolítico, hace unos 12.000 años, hasta ahora los primeros casos probados eran de hace unos 10.000 años. A lo largo de la historia, la gente ha honrado las calaveras por diferentes razones, desde el culto a los antepasados a la creencia de que los cráneos humanos transmiten propiedades protectoras. Los antropólogos han descrito varios tipos de cultos de este tipo, cada uno con sus propias modificaciones en los huesos.