Vuelven a México piezas prehispánicas

Una veintena de piezas, 18 prehispánicas de diversas culturas (olmeca, remojadas, totonaca y huasteca), que van del año 400 a.C. al 1,400 d.C, fueron restituidas a México de manera voluntaria por una ciudadana estadunidense, residente de Florida.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que las piezas pertenecientes a las culturas de la costa del Golfo eran propiedad del padre de esa mujer, quien residió en Veracruz en los años 60, y ahora le fueron entregadas a la dependencia el pasado 10 de mayo, via valija diplomática, para su resguardo.

El subdirector de Registro de Monumentos Arqueológicos Muebles de esta institución, el arqueólogo Alejandro Bautista Valdespino, relató que sabedora de su importancia, la mujer contactó al Consulado de México en Orlando, a finales de marzo para devolverlas a este país.

Sobre los objetos, detalló que fueron analizados en la Dirección de Registro Público del INAH, por los arqueólogos Omar Silis García e Isaac David Ramírez Rizo, y se determinó que 18 de ellos son prehispánicos, uno de reciente manufactura, y un coral blanco, esférico, sin valor cultural.

Las 18 piezas arqueológicas originales ejemplifican la diversidad espacial y temporal de las culturas de la Costa del Golfo. Desde pequeñas cabezas de estilo olmeca provenientes de la región centro-sur de Veracruz, y que son las más antiguas (400 a.C. – 200 d.C.); a “dioses narigudos”, figurillas hechas por grupos totonacos y datadas hacia 600 – 900 d.C., y la representación de un mono de filiación huasteca, más tardía, del norte de Veracruz (1200-1400 d.C.).

El arqueólogo señaló que una de las piezas totonacas mezcla rasgos humanos y animales: un hombre de abdomen prominente con cabeza de ave y alas desplegadas, que se asemeja a las denominadas “palmas”, esculturas frecuentes en El Tajín que aparentan ser hojas de palma y que representan cabezas humanas estilizadas.

Otra pieza, añadió, representa la cabeza de un personaje femenino de estilo remojadas (400 – 600 d.C.), propio del centro-sur de Veracruz, y elaborado mediante modelado, con los rasgos logrados por pastillaje y pintura facial a base de chapopote.