Premian a Gael en Donostia

 

El actor, director y productor mexicano Gael García Bernal recibe ayer el primer Premio al Cine Latino que se concede en el marco del Festival de San Sebastián en reconocimiento a toda su carrera, a pesar de sus apenas 37 años: “El cine ‑ha dicho- es un acto de fe”.

García Bernal habló con Efe poco antes del estreno de su última película, Neruda, dirigida por Pablo Larraín, que protagoniza junto al chileno Luis Gnecco en el papel del poeta, y que abre esta noche la selección de Perlas del Zinemaldia.

La película, que se estrenará en salas comerciales en unos días, se proyectará después de que el actor reciba su premio Jaeguer-LeCoultre, que patrocina la marca de relojes suiza.

Bromea el mexicano con su incapacidad de pronunciar el nombre del patrocinador, al que, no obstante, agradece la oportunidad de hacer más visible el cine latino, y no solo en países que no son de habla hispana, sino entre los propios países latinos, incluido España, Portugal y Brasil.

En ese sentido, opina que “sería fantástico” “jalar” (empujar) todos en la misma dirección, “en contubernio, como en un cóctel virtuoso que nos haga atrevernos a hacer las preguntas terribles y a profesionalizar también la parte de producción, no solo la de difusión, porque la financiación es complicada”.

Para ello, sentencia, “necesitamos una política cultural mucho más agresiva que establezca un camino para se vean las películas en todas partes”.

“Si queremos hacer una película épica, como es Neruda, con un presupuesto alto, solo se puede si haces esas preguntas terribles, y la película de Pablo las hace, desde un punto de vista muy particular suyo. Podemos fracasar, pero tendremos la misma sensación de éxito, porque una vez que nos arrojamos todos de la barranca, aflora ese acto de fe que digo que es el cine”.

El actor, convertido en un policía “extraviado que tenía que haber amado a Neruda”, explica, cree que hoy hay “una sensación constante de amansamiento, de moverse entre las buenas maneras, y Neruda, como que no le pide permiso a nadie, y es porque España, Chile, Francia, Estados Unidos y Argentina quisimos juntos hacer una película grande que hablara acerca de la sangre de nuestro idioma”.

Ese remar todos a favor, dice, “se puede extrapolar a la política. Estamos en una crisis tremenda, mundial, si nos enfocamos en España y en México quizá la cosa es aún más exacerbada”.

Sorprende ver las primeras canas en el eterno niño del cine mexicano, que no solo ha crecido en edad sino en sabiduría, a decir de su amigo y director Pablo Larraín, con quien ya coincidió en No (2012).

“Lo de Gael es increíble”, dice Larraín. “Que le den un premio a la trayectoria con 37 años, es impresionante, y además, qué bien ganado lo tiene. Qué buen actor y qué tipo tan potente”.

Larraín destaca del actor, que le dirigió también en No (2012), que “es arriesgado, decidido y sabe lo que quiere”.

Él, humilde, afirma que, “por suerte”, le tocó vivir “en los albores de quizá el mejor momento de la historia del cine libre de Latinoamérica. Antes no se hacía cine con tanta libertad como se hace ahora y me tocó estar en esa transición y ser parte de esa pulsación”.

En cualquier caso, pide a quienes empiezan en la profesión que “no se olviden de que esto requirió de muchas personas que se aventuraron. Es que hay que hacer la pregunta terrible, esa es la misión del cine, esa es su función histórica, social y espiritual si quieres también”.

Al recibir el galardón, García Bernal dijo sentirse muy orgulloso de que exista un punto de vista, un foco al cine latinoamericano.

“El cine latinoamericano incluye a España y Portugal, trabajamos en todos lados, hablamos el mismo idioma, hay que eliminar provincialismos y trabajar para que nuestras películas se vean en diferentes lados”, señaló el protagonista de La mala educación.

Reveló que lo del cine, “nunca lo tuve claro”, al manifestar que fue a partir de la tercera película que pensó que esta sería su profesión. “Hasta ese momento, para mí el cine había sido una aventura”, acotó.

“Es una forma de recorrer el mundo muy bonita y San Sebastián es un punto principal de ese viaje. Es una ciudad increíble, uno debería vivir aquí siempre y no lo quiero decir porque todo mundo se va a querer mudar, es un secreto que quiero guardar”, apuntó.

Con respecto al papel del cine latinoamericano frente al de Estados Unidos, recalcó que “hay mucho espacio por crecer, estamos muy verdes, (aunque) han cambiado muchas cosas”.

Insistió en que “lo que no ha cambiado es la necesidad de que nuestras películas se tienen que ver en nuestros países”.

“Esto es un pedido de auxilio”, afirmó García Bernal, quien destacó la necesidad de “una política cultural mucho más agresiva, que establezca un camino para que nuestras películas puedan verse en diferentes lados”.