El rockero Lenny Kravitz, que también tiene experiencia como actor y diseñador, reveló en Viena su última pasión, la fotografía, con una muestra sobre su vida por los escenarios.
Kravitz (Nueva York, 1964) dijo en un encuentro con la prensa cómo pasó de la «frustración» de no poder pasear en solitario para realizar fotos porque siempre estaba rodeado de gente a ver en esa situación el magma creativo de su obra.
Pasó así de ser el objetivo de todas las cámaras a fotógrafo, de «presa» a «depredador».
Según el músico, «es interesante ver que mis seguidores se han convertido en el tema de mi primera exposición fotográfica».
«Apuntándoles con mi objetivo, tengo de manera indirecta una visión más profunda de mí mismo y del mundo surrealista en el que me muevo en público», explicó Kravitz.
Subrayó que «lo que era invasivo, ahora es una maravillosa danza entre el depredador y la presa».
La exposición, titulada «Flash», recoge medio centenar de obras de un volumen fotográfico con el mismo título, unas imágenes captadas en blanco y negro por el cantante que muestran a seguidores, curiosos y fotógrafos que le asedian a diario durante sus giras por todo el mundo y ofrecen una visión de la vida nómada de una estrella mundial del rock.
Además de esas instantáneas, la muestra se completa con 32 retratos del cantante realizados por el fotógrafo francés Mathieu Bitton, que le ha acompañado durante varias giras mundiales y ha tenido acceso al lado más personal del artista.
El rockero declaró hoy que la afición por la fotografía le viene de familia: su padre fue corresponsal en la guerra de Vietnam y su cámara, una Leica, le fascinó desde pequeño.
Su preferencia por el blanco y negro es estética, ya que considera que sigue siendo superior a la fotografía en color para mostrar la personalidad de los retratados y dotar de un ambiente único a cada una de las imágenes.