Filmar una cinta de una hora y 47 minutos a partir de un libro tan “emocional, precioso y evocativo”, pero al mismo tiempo “tan corto”, se antoja una empresa titánica, así definió a El Principito el creador Mark Osborne.
Sin embargo, el también director de Kung-Fu Panda decidió aceptar el reto, para lo cual ideó una historia nueva alrededor del texto de Antoine de Saint-Exupéry.
Con sudor frío y pesadillas durante todo el proceso, Osborne quiso dejar la trama publicada en 1943 intacta, como una especie de “corazón de la película”. Para complementar el filme hizo una parábola de la vida moderna, en la cual dio el protagonismo a La Niña y El Aviador, e invirtió la anécdota.
En el texto un adulto descorazonado es ayudado por el niño del asteroide a sanar sus conflictos, mientras que en el largometraje una niña, forzada por La Mamá a madurar para vivir en el mundo de los adultos, es rescatada por un anciano con el corazón y el espíritu de El Principito.
“Construí una historia alrededor del poder del libro, de la imaginación, de recordar la niñez; había otros pasajes en el texto con los cuales ideé el máximo relato: la experiencia de alguien con El Principito. Pasé nueve meses únicamente de exploración para encontrar algo que fuera único. Concebí este relato para que fuera un tributo”, aseguró Osborne a Crónica.
En su personal lectura el director, al lado de los guionistas Irena Brignull y Bob Persichetti, creó personajes femeninos para dar “un balance” a los protagonistas masculinos del libro,además plasmó temas trascendentales, por ejemplo el significado de la muerte y cómo lidiar con ella.
“Cuandolo analicé tuvo sentido crear una versión anciana de El Aviador, quien potencialmente está a punto de morir; ese tipo de grandes ideas empezaron a indicar y emular los grandes tópicos del libro, esa era la intención (…) Invertir la historia y mostrar lo opuesto, era una forma de hacer eco (a la creación de Antoine de Saint-Exupéry) de una manera nueva”, explicó.
El Principito, que se estrenará en México el 13 de noviembre, significa una gran responsabilidad para la carrera de Mark Osborne, es la primera ocasión que una versión animada (una combinación de las técnicas CGI y stop-motion) de la obra de Saint-Exupéry se lleva al cine.
“Nunca me tomé el proyecto o el reto de adaptación a la ligera, eso es una petición que proviene del mismo libro, El Aviador dice claramente: ‘No quiero que mi historia se tome a la ligera’; nunca lo hice y le pedí a todos los involucrados que me ayudaran con la adaptación, porque fue un peso muy grande”, finalizó Osborne.