Entre las 12 líneas y 195 estaciones del Metro de la Ciudad de México -el cuarto más grande del mundo- existe un largo pasillo ambientado con iluminación eléctrica que ha logrado transportar al origen del Universo a casi dos millones de personas cada mes.
Apenas empieza a amanecer y para algunos es día laboral o de escuela, pero el cielo nocturno de la estación La Raza envuelve a muchos usuarios, tanto a pequeños como adultos, y les cambia el rostro de sueño a sorpresa, al mirar el Sistema Solar y después transitar entre las constelaciones y los signos zodiacales.
Es el Túnel de la Ciencia, un verdadero museo situado debajo de esta impresionante urbe y sobre uno de los transbordos más largos del Sistema de Transporte Colectivo (STC), el principal medio de transporte para más de mil 600 millones de personas al año.
Jorge Gaviño Ambriz, director general del STC-Metro, comenta a Notimex que por ese motivo es considerado el primer museo científico-cognoscitivo construido en instalaciones de un medio de transporte masivo en el mundo.
Esto significa que muchos han tenido la oportunidad de transitar sobre la estación La Raza, punto de coincidencia de las líneas 3 y 5, y voltear al techo para apreciar sin telescopio, los planetas, las estrellas, las galaxias y las constelaciones.
Así lo hizo José Floriano Lino, de 30 años, al recorrer el largo pasillo después de vender sus artesanías y regresar a casa. “Soy del Puebla y mirar de cerca el Universo me causa una gran emoción, nunca había visto algo así y es muy interesante”, expresa.
También, con el pasaje del Metro, los usuarios tienen para disfrutar un recorrido museográfico de un kilómetro de largo en ambas direcciones, pues es un paso obligado para millones de personas.
Tan solo en este transbordo camina un millón 884 mil 607 usuarios cada mes, una cifra que lo hace el museo más visitado del mundo, puntualiza el funcionario capitalino.
Incluso, a diferencia de otros museos, el pasillo científico abre sus puertas los 365 días del año con más de 18 horas de servicio diariamente, por lo que sería inaceptable tener pretextos para no visitarlo.
Gaviño Ambriz recuerda que este espacio fue inaugurado el 30 de noviembre de 1988, con el propósito de despertar el interés de niños y jóvenes, principalmente, mediante la divulgación de la ciencia y la tecnología de una forma dinámica y sencilla.
Esto porque la idea de instalarlo ahí coincidió con la gran afluencia existente en ambas líneas, en especial por la comunidad estudiantil del Institutito Politécnico Nacional (IPN) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Uno de los principales promotores fue la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (Somedicyt), que lo realizó con base en un proyecto preliminar de Luis Estrada y dirigido por Mauricio Fortes, en colaboración con Juan Tonda, José de la Herrán y los ingenieros del Metro.
Así, el Túnel de la Ciencia surgió para explicar ¿en qué parte del Universo conocido vivimos? ¿cómo es nuestra galaxia? ¿cuál es la composición y la dinámica de nuestro Sistema Solar? ¿qué hay de las estrellas? y muchas respuestas más de interés para los usuarios ávidos de conocimiento.
Por ejemplo, en la parte central de este pasillo en forma de zeta puede encontrarse la Bóveda Celeste, donde hay dos franjas laterales que representan las 12 constelaciones del zodiaco dibujadas a escala.
La muestra está acompañada por las principales estrellas que durante muchos siglos han cautivado la imaginación de astrónomos y poetas, al igual que hoy en día ocurre con muchos usuarios del Metro por su diseño arquitectónico ambientado con iluminación eléctrica.
Mientras, la franja central deja ver los casquetes estelares norte y sur, unidos por una banda que permite observar la Vía Láctea y las principales constelaciones visibles en los cielos de otoño.
Sin duda alguna, este espacio es el que atrae más la atención de la gente, pues introducirse en este túnel deja a la vista un sinfín de detalles que, incluso, muchos deciden captarlos con una “selfie” y otros prefieren tocar ese cielo oscuro y observarlo por minutos.
El trazo de este espacio astronómico corrió a cargo de personal de Universum, Museo de las Ciencias, y la compañía Universe realizó en 2009 una renovación para aumentar el atractivo visual en relación al tema de las constelaciones.
El trayecto es largo y los usuarios del Metro podrían pasar varios minutos para recorrer el Museo Túnel de la Ciencia para hacerse una idea general y ver las exposiciones más representativas de la astronomía.
Entre ellas, el vestíbulo de La Raza alberga actualmente la exposición “Darwin. Apto para todas las especies”, una muestra que estuvo en el Antiguo Colegio de San Ildelfonso y después fue adaptada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la UNAM para ese espacio del Metro.
La colección cuenta con 62 diapositivas montadas sobre cuadros de luz que hablan sobre la Teoría de Darwin, y en ese recorrido explica de manera detallada que la variedad de las especies es resultado de las modificaciones dadas en la evolución de varias generaciones.
“Es una opción interesante e informativa para conocer los seres vivos. Sé que muchos tienen prisa para llegar a su destino, pero les recomiendo tomarse unos minutos para disfrutar de este acervo cultural”, apuntó la señora Martha del Carmen Moreno, de 59 años, mientras leía y explicaba una de las imágenes a su hija.
También, en fechas recientes, el director general del SCT inauguró la exposición fotográfica “Destino: Espacio Neri Vela 30 años del Gran Viaje” para rendir un homenaje al primer mexicano que viajó al espacio.
La muestra está ubicada en la “Sala de Exposiciones II” del museo subterráneo y cuenta con 18 réplicas de fotografías, donde puede observarse al representante mexicano junto a sus compañeros de expedición, momentos significativos de aquel viaje espacial e imágenes de la Tierra y el Sol, que el mismo Neri Vela captó desde el espacio.
“Este espacio está siendo aprovechado de manera continua porque la idea del jefe del Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, es precisamente fortalecer esos rubros y podamos estar otra vez a la vanguardia”, resaltó Gaviño Ambriz.
De acuerdo con personal del Metro, el largo pasillo de La Raza tiene la mayor cantidad de visitas los fines de semana, pues los estudiantes de primaria y secundaria, acompañados por sus padres, llegan a este lugar para asombrase con los objetos centelleantes y, por supuesto, tomar apuntes para la tarea.
“Esto permite darnos cuenta de que en México existe ciencia y debemos empezar a tener conciencia de estos espacios para detenernos un momento y apreciarlos”, puntualizó José Franco, director general de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.
Dijo que el Museo del Metro es un recinto muy importante para la cultura científica en nuestro país y, por ello, llamó a los usuarios a detenerse unos minutos para conocer las diversas exposiciones y nunca perder la capacidad de asombro por la astronomía.
Así, la gran avenida subterránea de la capital mexicana ofrece un paseo bastante entretenido que transporta a un espacio mágico y una amplia variedad cultural con talleres lúdicos y conferencias, que han reunido a casi 30 mil personas en lo que va del año.
Además se tiene un Libro Club que invita a los usuarios a conocer el placer de la lectura y diversas exposiciones colocadas en las vitrinas de La Raza.