El grito de júbilo y excitación «¡Olé, Stones!» recorrió anoche el Estadio Nacional de Santiago, en el debut de la gira latinoamericana de la banda de rock más famosa del planeta, The Rolling Stones, ante 60 mil bienaventurados fanáticos.
«Start Me Up», el sencillo incluido en el álbum «Tattoo You» de 1981, fue el preludio de un memorable concierto de dos horas y media con el que Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts hicieron bueno el proverbio latino «Las piedras que ruedan no cogen musgo».
Los Stones iniciaron el «América Latina Olé Tour» en el mismo lugar donde tocaron 21 años atrás, cuando promocionaban el álbum «Voodoo Lounge», ya sin el bajista Bill Wyman. La banda local Los Tres desestimó entonces la invitación para hacer de teloneros. Esta vez no lo dudó ni un instante.
En esta ocasión, «Their Satanic Majesties» no traían ningún disco bajo el brazo, porque no han grabado nada nuevo en estudio desde «A Bigger Bang» (2005), salvo «Doom And Gloom» y «One More Shot», un par de temas para celebrar su 50 aniversario.
Pero tenían repertorio de sobra para elegir los 19 temas de la noche: 24 álbumes de estudio en la discografía estadunidense y 22 en la británica, más 9 discos en directo, ediciones especiales y rarezas.
«It’s Only Rock And Roll», «Let’s Spend The Night Together» y Tumbling Dice» sirvieron de nostálgica introducción, que Jagger trufó de alusiones a los «edificios fálicos» de Santiago y al triunfo de Chile en la Copa América en un recinto deportivo «de historia accidentada», en esquiva alusión a lo ocurrido en el Estadio Nacional durante la dictadura militar.
En «Out of Control», Richards -que al final del concierto acabaría dándole una patada de colegial a Jagger- le dedicó a su amigo de juventud una de esas sonrisas que le helaría la sangre al mismísimo «Harry El Sucio».
A continuación sonó el tema escogido por el público en una votación preliminar, la rareza «She’s A Rainbow», compuesta en 1967 y tocada en vivo por última vez en 1998.