La Universidad Nacional Autónoma de México a través de la Unidad Académica Mazatlán del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) participa en el proyecto de frontera denominado TALUD, que ha permitido explorar con éxito las aguas profundas (hasta 2 mil 500 metros) del Pacífico mexicano.
El proyecto es el único en el país enfocado al estudio de «comunidades» en aguas por debajo de la llamada Zona del Mínimo de Oxígeno, al este del Pacífico.
Michel E. Hendrickx Reners, responsable del Laboratorio de Invertebrados Bentónicos en esa sede universitaria y ganador del premio Sinaloa de Ciencias, Tecnología e Innovación 2014 –que otorga el Instituto de Apoyo a la Investigación e Innovación de esa entidad–, explicó que se trata de una franja muy ancha presente en ese océano, donde no hay vida porque las condiciones de oxigenación son extremadamente malas para la fauna en general.
El científico señaló que si bien hay especies adaptadas para vivir en condiciones de menor oxigenación, en la porción central de esa área, que es anóxica, no hay vida. No obstante, por debajo de ella se encuentran organismos totalmente diferentes a los de la plataforma continental o aguas someras, donde hoy se realizan casi todas las operaciones de pesca.
Las aguas más profundas del océano son poco conocidas, aunque tienen potencial económico. Se trata de regiones muy frágiles, donde los animales crecen lentamente y requieren mucho tiempo para alcanzar su madurez reproductiva. Pero no sólo eso: se sabe muy poco acerca de su biología, mecanismos y frecuencia de reproducción, tasa de crecimiento y abundancia. Por ello, podrían estar en peligro si se desarrollara una pesca descontrolada de estos recursos.
Hendrickx Reners agregó que el interés por parte de las pesquerías establecidas es limitado, debido a que es complicado alcanzar esas profundidades y, en muchos casos, las densidades de especies no son tan altas como las que se encuentran en aguas someras.
«La inversión pesquera se hace para ganar dinero, y si el rendimiento no es satisfactorio, no se realiza», señaló.
Las investigaciones se llevan a cabo con ayuda del buque oceanográfico “El Puma” de la UNAM, con el uso de equipos de arrastre, de recolección de sedimentos y de medición de los parámetros ambientales que permiten alcanzar hasta un máximo de dos mil 500 metros.
Ahí se incluyen los aspectos oceanográficos, donde se miden los parámetros ambientales para que después el resto del equipo relacione sus hallazgos de flora y fauna con esas características.
Con un total de 16 campañas, este proyecto iniciado en 1989 ha permitido publicar 86 contribuciones (incluido un libro completo editado por el Instituto Nacional de Ecología, sobre el proyecto TALUD), presentar 47 comunicaciones en reuniones científicas y completar ocho tesis.