El Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), unidad Querétaro, realiza una investigación para usar materiales biodegradables mediante procesos industriales y así evitar la producción de plásticos.
El objetivo principal es sustituir plásticos derivados del petróleo para reducir la contaminación, indicó en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el investigador Fernando Martínez Bustos.
La elaboración de los materiales es de bajo costo y pueden reintegrarse al medio ambiente de una manera más rápida, como son almidones, cereales, fibras de caña de azúcar, salvado de trigo, maguey, cáñamo y raíces, detalló el especialista.
“La ventaja de los productos biodegradables es que se integran al medio ambiente hasta como fertilizantes, porque se degradan de manera fácil”, dijo el investigador del Centro que pertenece al Instituto Politécnico Nacional (IPN).
“Tenemos platos hechos con fibra de trigo y almidón de maíz que pueden ser usados varias veces, incluso hasta se pueden lavar y reutilizarse”, agregó.
Otra de las ventajas de la elaboración de estos materiales es que cuando se degradan por el uso se pueden usar en una composta como fertilizante.
Además, en su elaboración se utilizan los mismos métodos que emplea la industria de los plásticos, como son los procesos de extrusión-soplado e inyección-moldeo, con los que se fabrican bolsas de plástico, utensilios de cocina e incluso autopartes.
“Con esa misma infraestructura podemos fabricar bolsas biodegradables, que pueden reemplazar a las que se usan en los supermercados o tiendas departamentales, platos, botellas, entre otros”, resaltó el investigador.
Martínez Bustos refirió que en México se generan alrededor de 32 millones de toneladas de basura urbana por año, de las cuales siete por ciento, es decir, 2.24 millones, son plásticos como el polietileno, propileno, poliuretano y poliestireno.
El proceso de degradación de estos materiales varían de los 150 a los 500 años, lo que representa no solo un problema social sino hasta económico y de salud, señaló el miembro del Cinvestav.
El investigador mencionó que a pesar de que existen estrategias para disminuir la generación de contaminantes, como es el reciclado de algunos plásticos y papel, resultan insuficientes, pues las plantas de acopio y reciclaje solo se encuentran en grandes ciudades.
“Por otra parte, existe el inconveniente de que no todo lo que se genera de desechos puede ser reciclado, porque hay algunos plásticos que contienen contaminantes tóxicos como el aluminio”, dijo Martínez Bustos.
El especialista del Cinvestav comentó que la variedad de productos elaborados con plásticos es enorme, pero se tiene demostrado que muchos de ellos se pueden sustituir por materiales biodegradables, lo que reduciría la generación de contaminantes.
En Europa y algunas ciudades de Estados Unidos se obligó a la fabricación y uso de productos biodegradables, por lo que es muy importante que en México se asuma este compromiso y se promueva la generación de empresas en este ramo, indicó el investigador.
Aseguró que en el país hay pocas empresas que están interesadas en incursionar en la producción o comercialización de productos biodegradables, porque la industria de los polímeros derivados del petróleo es un poco más barata.
Pero a la larga, destacó que apostarle a esta industria resulta mucho más económico si se ve desde la perspectiva de las inversiones que se realizarán para revertir los efectos de la contaminación o enfermedades que pueden generar en el ser humano.
“Lo que hace falta son empresarios con una visión para apostarle a este tipo de proyecto de negocio, porque es una industria que tiene muchísimo futuro, dadas las tendencias mundiales y las dificultades que se están viendo actualmente con el petróleo”, afirmó.