Parece simple informática, pero no lo es. Muy al contrario, ser capaces de construir el superordenador más potente y rápido del mundo implica un esfuerzo económico enorme, un programa de investigación de años y una competición científica muy similar a la carrera espacial. La nación que consigue fabricar el ordenador más potente de la Tierra lo hace en dura competencia con todas las demás, y conseguir ese hito científico-tecnológico implica disponer de los mejores investigadores, de la mejor tecnología y de la mejor ciencia disponible en todo el planeta.
Por eso, la noticia de que China ha logrado colocarse en el número uno de la selecta lista de los ordenadores más potentes del mundo (www.top500.org) es mucho más que una simple anécdota. Y más aún si consideramos el hecho de que el gigante asiático repite primera posición por séptimo año consecutivo. Además, esta es la primera vez que lo consigue usando únicamente procesadores chinos, y no tecnología norteamericana.
El anuncio, por lo tanto, supone un nuevo paso en el imparable desarrollo científico y tecnológico de China y otro varapalo para los norteamericanos, que hasta hace apenas una década no tenían rival en el campo de la supercomputación.
El ganador del año pasado, el número Uno del Top 500 (una lista que, por cierto, está mantenida por investigadores norteamericanos y alemanes), era otro superordenador chino, Tianhe-2, que ahora ha pasado a ser el número dos. El tercero, esta vez sí, es Titán, el ordenador que el gobierno estadounidense tiene instalado en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Tenessee.
China, además, ha conseguido otro hito este año, al sustituir a Estados Unidos, por primera vez, como el país que más superordenadores tiene dentro del exclusivo Top 500. China, en efecto, cuenta ahora con 167 sistemas dentro de la lista, mientras que Estados Unidos se queda con 165. Japón, a muchísima distancia, ocupa el tercer lugar con «solo» 29 superordenadores.
El continente europeo está representado con 105 ordenadores en la lista de los 500 más poderosos (el año pasado eran 107). Por países, el líder europeo es Alemania, con 26 superordenadores, seguida por Francia, con 18, y Reino Unido, con 12. El único superordenador español que sigue dentro de la lista es Mare Nostrum, en el Centro de Supercomputación de Barcelona, ocupando el puesto número 105.
«Considerando que hace apenas 10 años -reza un comunicado de los organizadores del Top 500- China tenía apenas 28 sistemas en la lista, y que ninguno de ellos estaba por encima del puesto número 30, la nación ha conseguido llegar más lejos y más rápido que cualquier otro país en la historia de la computación».