Crear un Centro Nacional de Lectura, retomar la discusión del precio único del libro y aumentar el número de librerías en todo el país, fueron tres puntos de los que hablaron los editores Marcelo Uribe, Alberto Ruy Sánchez y Rodrigo Pérez Porrúa, ayer durante la audiencia pública Libros y lectura, organizada por la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados, para dar forma a la Ley de Cultura que dará sentido legal a la Secretaría de Cultura creada en diciembre de 2015.
“El fomento a la lectura y al libro no es algo que se logre a partir de un concurso de carteles ni en escuelas regalando libros. Se requieren crear condiciones para que el libro esté más cerca de la sociedad, en ese sentido, estoy convencido que el precio único al libro es el instrumento democratizador de fomento a la lectura y un instrumento que elimina la discriminación geográfica”, destacó Marcelo Uribe.
El editor de Ediciones Era, recordó que la Ley para el Fomento de la Lectura y el Libro fue aprobada dos veces en los órganos legislativos, pero con modificaciones de última hora en sus artículos más importantes, “el resultado es una ley débil, prácticamente inútil, de carácter más ornamental y sin la sustancia que le daba valor”.
Por ello, destacó que la ley de cultura que próximamente se redactará, es una oportunidad para volver a la discusión del precio único como medida de ampliar la cobertura en tiempo y en número de libros, de incluir al libro electrónico en las mismas condiciones que al libro en papel, de redactar un capítulo de sanciones y de crear un Centro Nacional de Lectura.
Al respecto, Alberto Ruy Sánchez celebró la idea de crear un centro que regule y vigile toda la cadena de producción, difusión y resguardo del libro, al igual que apoyó la idea de retomar la ley del precio único. “Había un punto fundamental en (la propuesta hecha años atrás de) la ley del libro que es el artículo 9, que estoy seguro será atacado por todos los miembros de las cámaras de Diputados y Senadores o por empresas tipo Amazon y Walmart que están en contra de pensar lo que dice el artículo: el libro nunca podrá ser considerado como una mercancía igual a cualquier otra mercancía, el libro es diferente”.
También, dijo, ese enunciado legislativo contemplaba que al ser su redacción un artículo diferente a todos los artículos de comercio, “no debe de haber un tratado internacional de comercio que niegue ese principio”.
El tercer punto, expuesto por Ruy Sánchez, fue que hace falta una política de compra de libros con un presupuesto importante y no ocasional para adquirir dicho bien cultural tanto para las bibliotecas como para el programa de bibliotecas de aula, que desde hace 4 años decayó, por pasar de la distribución de 800 libros a 24.
Por su parte, Rodrigo Pérez Porrúa destacó que el que los mexicanos no tengan acceso al libro no es por culpa de los que están en la editorial, sino por la problemáticas específicas. “Las librerías estamos en un régimen fiscal de exentos con el cual todos los servicios que requerimos para abrir una librería nos cuesta 16% más de lo que cuesta cualquier otro negocio. Entonces, ¿por qué no ayudan a los que queremos el fomento, en vez de subsidiar programas que no dan resultados?