El Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional Unidad Oaxaca (CIIDIR) obtuvo biocombustibles y material de construcción aislante con desechos del agave.
El objetivo es generar tecnología de acuerdo al entorno, así como ayudar a las comunidades a resolver problemas tangibles, dijo el director de la línea de investigación Magdaleno Caballero Caballero, en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Debido a que el estado de Oaxaca se caracteriza por su vasta producción mezcalera, la cual genera al menos 43 mil toneladas al año de desechos agroindustriales, alumnos y especialistas del CIIDIR diseñaron proyectos para transformar los desechos en productos útiles.
El estudiante del doctorado en ciencias de conservación y aprovechamiento de recursos naturales, Agustín Romero, comentó que se concentraron en la producción de metano a partir del bagazo restante de la cosecha del maguey.
Romero agregó que también realizan estudios para la identificación de los microorganismos presentes en el proceso anaerobio para la conversión a biogás, con el objetivo de facilitar dicho proceso.
“Para la elaboración del biogás es importante acondicionar los sustratos de agave, llevarles a un tratamiento mecánico en donde se puede usar las hojas, la pulpa y vinaza. Posterior a ello, se someten a reacciones químicas para que cumplan las condiciones apropiadas”, abundó.
El estudiante aclaró que debido a que el metano es un biocombustible similar al gas licuado del petróleo (GLP), se puede usar en la generación de energía calorífica, así como en el consumo propio de las comunidades e inclusive en el proceso de generación del mezcal.
Otro dato favorable, apuntó Romero, es que el residuo generado por el proceso de conversión a gas es factible para su uso como compostaje, que es materia orgánica de residuos agrícolas y de la jardinería para usarse como fertilizante.
“La identificación de microorganismos presentes en la conversión a biogás es importante para realizar de forma más sencilla el proceso y además brindar las recomendaciones prudentes a las comunidades que implementen esta tecnología”, indicó.
Romero precisó que las pruebas de laboratorio se llevaron a cabo con resultados favorables, y se prevé obtener al menos un metro cúbico de gas metano.
El siguiente paso de la investigación será obtener financiamientos para escalar esta tecnología y llevarla a comunidades, y así generar zonas autosuficientes.
Por su parte, el estudiante de maestría, Luis Ángel Rodríguez, puntualizó que su proyecto se basa en la inclusión de las fibras del agave en materiales de construcción que permitan el confort térmico en instalaciones para la producción de animales.
“En las zonas cálidas de Oaxaca, en donde se implementa la producción de animales de granja, se detecta un problema, pues con las altas temperaturas los animales dejan de alimentarse, por lo que es necesario desarrollar espacios que en su envolvente utilicen material aislante del calor como el bagazo de agave”, refirió.
Rodríguez mencionó que la fibra del agave se utiliza con ferrocemento, combinación que genera una resistencia térmica al exterior entre seis y siete centígrados, además de ser un material accesible para la construcción.
Mientras que el alumno de maestría en aprovechamiento de recursos materiales, Andy Alfonso Olivera, dijo que otra implementación de la fibra del agave es la fabricación de tejas.
Este proyecto se dirige a las poblaciones con alta marginación, en donde las construcciones, en su mayoría, son a base de cartón, láminas y otros materiales que generan estrés calórico, declaró Olivera.
El estudiante propone el uso de tejas a partir de arcilla y fibra de agave, porque además de su elaboración a bajo costo, aumenta la resistencia térmica en las viviendas.
Dentro de la misma línea de investigación se encuentra la caracterización de los desechos agroindustriales del agave para la elaboración de un material similar al corcho, por lo que podría ayudar a disminuir la importación de corcho a México.
“El corcho es un material de producción exclusiva de los países del mediterráneo, particularmente de Portugal. Tomando en cuenta las normas de calidad de dicha industria, se caracterizó de forma química y mecánica la fibra de agave hasta obtener un material similar al corcho”, expuso Caballero.