La tecnología permite controlar cada vez de manera más sofisticada los latidos del corazón «La novedad de este nuevo sistema es que, al ser tan pequeño y al implantarse dentro del corazón, eliminamos completamente la parte subcutánea, incluyendo los cables, por lo que no hay ningún signo externo de que el paciente lleva un marcapasos», explica el cardiólogo Pablo Ramos, especialista de la Unidad de Arritmias de la Clínica Universidad de Navarra. Para conseguirlo, «todo el sistema del marcapasos se ha miniaturizado en la pequeña cápsula que se implanta dentro del corazón mediante una precisa intervención de cateterismo que sólo necesita anestesia local», describe el especialista.
La ausencia de cables y electrodos le confiere numerosas ventajas. Los marcapasos convencionales constan de dos partes: una batería, debajo de la piel en el tórax y un cable que, a través de la vena, llega al corazón.
De este modo, se agiliza mucho todo el procedimiento, evitando la herida quirúrgica abierta, el riesgo de infecciones, el paso por el quirófano y las cicatrices posteriores. «Este nuevo marcapasos, al no precisar de cable, no solo constituye una ventaja a nivel estético (al estar dentro del corazón no se ve) sino también reduce la posibilidad de sufrir futuras complicaciones», señala Ignacio García Bolao, director del Dpto. de Cardiología y Cirugía Cardíaca.
La rapidez de la intervención es otro de los beneficios que aporta el marcapasos inalámbrico «ya que en aproximadamente media hora se completaría el proceso y, en 24 horas, el paciente puede estar dado de alta», indica el Dr. Ramos.