La próxima vez que salgas a caminar en la noche, dedica un minuto a pensar en la modesta luz de las farolas porque, en realidad, ya no es tan modesta.
No se trata sólo de que las bombillas sean más eficientes y gasten menos energía cuando se cambian por diodos emisores de luz (LED por sus siglas en inglés o ledes), sino que también ayudan a combatir el crimen, facilitan la vida de los ciclistas e incluso protegen a las tortugas.
Y es que el alumbrado público se está convirtiendo en los ojos y los oídos de las ciudades «inteligentes».
Los postes de luz hacen las veces de recolectores de datos, comunicándose con un sistema de control central que toma decisiones automatizadas sobre cuándo y por cuánto tiempo permanecen encendidos, y sobre su resplandor.
Sus defensores dicen que entre los beneficios se encuentran una mayor seguridad en las calles, más tranquilidad en la carretera y un considerable ahorro energético.
En un mundo que se mueve por datos, tiene sentido adaptar el mobiliario urbano a este propósito, dice el experto en ciudades inteligentes Theo Tryfonas, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Bristol (Reino Unido).
«Es mejor que adquirir cajas y hardware», explica.
«Necesitamos un cambio de mentalidad hacia los servicios públicos. Tenemos electricidad, agua.. y el cuarto o quinto debería ser la información».
La compañía estadounidense Silver Spring Networks ha desarrollado su propia infraestructura de alumbrado inteligente y tiene clientes en todo el mundo.
Copenhague (Dinamarca), por ejemplo, está en camino para superar esos pronósticos, dice Brian McGuigan, director para Europa de ciudades inteligentes y alumbrado en Silver Spring.
En París (Francia), las condiciones climáticas de cada día, capturadas por sensores, son un factor que determina la hora a la que se encienden las luces de la famosa ciudad. La capital francesa se negó a cambiar sus bombillas por ledes.
Pero McGuigan dice que fue porque «no querían alterar el color de la ciudad, aunque los nuevos controles les permitieron ahorrar un 30% de energía».
Image copyright Silver Spring
Image caption Las autoridades francesas no quisieron aceptar las luces led en su alumbrado público.
Otros expertos, sin embargo, dicen que las compensaciones económicas no son siempre tan directas.
«Depende de cómo organizan sus finanzas las autoridades locales», dice Tryfonas. «Cada caso necesitará ser evaluado según sus propios méritos. ¿Es externalizada la gestión de infraestructuras? ¿Es, en parte, propiedad de un tercero?».
«El valor puede ser alto, pero hay muchos otros factores en juego en una ciudad. Tiene que darse el ecosistema adecuado», agrega.
En Copenhague, utilizar luz tenue para ahorrar energía parece una buena idea. Hasta que se vio que había un conflicto de intereses con la iniciativa de la ciudad danesa para que el ciclismo sea más seguro.