El Magno Desfile de Día de Muertos que se realizó desde el Ángel de la Independencia hacia el Zócalo atrapó la atención de más de 250 mil personas que llegaron de distintas partes de la ciudad, de estados e incluso de otros países, para presenciar el evento.
El desfile volvió a las calles de la Ciudad de México. En marzo de 2015 se grabaron escenas de la cinta James Bond 007, Spectre, en calles del Centro Histórico. Las imágenes mostraban un desfile del Día de Muertos que ayer tuvo su primera edición.
Desde las 10:00 de la mañana la ruta por donde pasarían las múltiples agrupaciones realizando sus actos conmemorativos al día de muertos, comenzaban a llenarse de familias, jóvenes y mascotas.
“Yo llegué desde las 10 de la mañana para poder ver todo desde adelante, por eso me traje mi sombrilla, mi agua y mis banquitos”, comentó la señora Ivonne Vargas, quien iba acompañada de su familia y nietos.
Sobre Avenida Paseo de la Reforma no había límites marcados para los espectadores y la gente iba y venía sobre la vialidad a placer; un padre que cargaba en los hombros a su hijo se acercó a su esposa para explicarle el descontrol que había en el lugar y se preguntaba qué pasaría cuando comenzara el desfile.
Cuando se acercó la primera caravana con la temática “El viaje a Mictlán”, con representaciones prehispánicas y las deidades de aquella época, niños y adultos gritaron asombrados y aplaudieron emocionados.
“¡Wow! ¿Ya viste amor? Ése se disfrazó y se pintó padrísimo”, le gritaba un señor con asombro a su esposa mientras veía las representaciones y jóvenes caracterizados de calacas.
Los más pequeños gritaban para que los personajes se acercaran a ellos y les dieran la mano; y al recibir la atención de los disfrazados sonreían, volteaban con sus padres brincando de alegría: “¡Mamá, me saludó, me saludó!”.
Hubo danzantes con penachos, máscaras prehispánicas, representaciones de las figuras aztecas, murales con las deidades, calendarios mayas, tambores y los dos animales más representativos del país, el perro Xoloitzcuintle y el Ajolote, los cuales fueron recreados a la perfección.
Además, hombres fornidos representando a la muerte y el misterio que envuelve a las tradiciones mexicanas, sonreían y saludaban a la multitud.
El segundo segmento en desfilar fue “La Muerte Niña”, con espectáculos de malabaristas, trajes llamativos y llenos de brillo para divertir a los más jóvenes; sin embargo fueron los adultos quienes gritaban, chiflaban, alzaban la mano para tocar a los personajes y pedir fotografías para el recuerdo del evento.
Lloronas, representaciones de la Virgen María, globos, colores, diamantina, lentejuelas, jóvenes contorsionistas con pelotas gigantes jugaban con los presentes, danzantes con máscaras hechas de flor de cempasúchil, chicas disfrazadas de esferas y de juegos típicos como los yoyos de madera y la representación del juego de la lotería, hicieron que los más grandes recordaran su niñez.
“Yo jugaba con esos yoyos de madera y tenía casi casi la colección de todos los juguetes de madera que podían existir, hacía que mis papás me los compraran y cómo olvidar la lotería, era divertido”, le contó una señora a su esposo sonriente.
Y el último segmento denominado “Pa´l Panteón: Fiesta y algarabía”, representó la celebración a la vida y un tributo a los muertos.
Autos clásicos como Mustang en diferentes modelos, Mercedes Benz y Corvette fueron algunos de los motores que resonaron sobre Reforma, decorados con catrinas y globos para impresionar a los asistentes.
También caravanas coloridas amenizaban con canciones de Café Tacuba, Julieta Venegas y Maldita Vecindad para que los actores invitaran a la ciudadanía a bailar y cantar con ellos.
“¡Ay amor divino, pronto tienes que volver!”, coreaban la gente mientras bailaba y aplaudía.
Quienes cerraron el desfile fueron las caravanas llenas con cempasúchil y fotografías de Frida Kahlo, enormes calaveras de azúcar, así como una enorme catrina negra, la más representante de México.
Un grupo de jóvenes alemanes comentaron que quedaron maravillados ante el espectáculo que acababan de ver y de ser posible regresarían cada año para ver el show.
“Es impresionante cómo los mexicanos celebran un hecho tan triste y rinden honor a los difuntos, cuando en Alemania simplemente se llora y ya”, explicó una joven eufórica.