Este año fue importante en la investigación del cráter de Chicxulub, sitio donde cayó el meteorito que extinguió a los dinosaurios y que dio pauta al inicio del reinado de los mamíferos sobre la Tierra. Desde hace décadas, un grupo internacional de investigadores ha realizado diversas perforaciones y estudios del cráter que se encuentra dentro de la península de Yucatán, así como mar adentro.
Los primeros resultados de la expedición 364 fueron dados a conocer recientemente, el principal de los cuales explica cómo se formó una estructura del cráter, similar a una cadena montañosa, llamado anillo de picos. Ésta se erigió con rocas provenientes de 20 kilómetros de profundidad, lanzadas hacia arriba por el impacto.
Ahora, en conferencia en el Instituto de Geofísica de la UNAM, los investigadores Jaime Urrutia Fucugauchi y Ligia Pérez Cruz dieron a conocer con detalle estos resultados y ampliaron los alcances de la investigación —que fue publicada recientemente en la revista Science— relacionados con las ciencias planetarias e incluso el resurgimiento de la vida en el planeta tras la catástrofe del impacto.
Los científicos explicaron que las estructuras en los anillos de picos se asemejan a los de grandes cráteres de la Luna, por lo que los resultados de la investigación en el Chicxulub permitirá entender tanto su formación como las de otros del sistema solar. “Entendemos el comportamiento de las rocas, con base en ello se discute las implicaciones que este conocimiento podría aportar sobre la formación del cráter Schrödinger de la Luna, pero es algo que también se puede extender a otros cuerpos del sistema solar”, refirió Urrutia.
Las investigaciones encabezadas por el Programa Internacional de Descubrimientos Oceánicos también arrojó otras sorpresas, señala el universitario. Tan sólo el análisis del relieve del fondo permitió descubrir estructuras en formas de círculos muy pequeñas, de unos cuantos metros, muy someras y apenas unos centímetros de profundidad.
“La única forma en que estas estructuras se construyan es por medio de la disolución de carbonato, y para que éste se disuelva tiene que estar expuesto al aire. Este resultado sorpresa confirma que nivel del mar estaba más alejado de la línea de costa hace entre 18 y 23 mil años, es decir, que la península de Yucatán era más grande”.
Pero quizá uno de los resultados más inquietantes y que requerirán de mayor análisis son los que se relacionan con la posibilidad de que el mismo cráter, rastro del origen de una extinción masiva de la vida en la Tierra, ofrezca pistas de cómo se recuperó la vida misma, aunque sea a nivel microscópico.
“Dentro del grupo de investigación permanecen preguntas sobre la actividad hidrotermal que ocurrió en el cráter”, señala Ligia Pérez. “Se piensa que el impacto produjo sistemas hidrotermales por las altas temperaturas registradas después del impacto, los cuales emanaron una serie de minerales que se infiltraron entre las rocas”.
Los científicos piensan que estas estructuras propiciaron nichos para colonización de nuevos organismos, incluso hay un grupo de investigación en el consorcio internacional que estudió el Chicxulub que estudia cómo fue la habitabilidad después del impacto y la recuperación de la vida a nivel microbiano. “Algunos análisis de los resultados está permitiendo ver quiénes fueron esos primeros colonizadores, pero son estudios que requieren de más tiempo”, agrega la investigadora. “Ese tipo de resultados son los que vendrán próximamente”.