Aunque su planta original procede de China, donde se cultiva desde hace 2.500 años, el té más famoso del mundo viene de Darjeeling, a la sombra del Himalaya en el noreste de la India. A más de 2.000 metros de altura, en esta estación de montaña levantada por los británicos en la época colonial crece el que posiblemente sea el mejor té del planeta. Por su exquisito y refinado sabor, está considerado el «champán del té» y se cotiza como tal en históricas tiendas especializadas como Mariage Freres de París y Harney & Sons de Nueva York. Allí se vende al público a precios astronómicos porque en las subastas a las distribuidoras puede alcanzar los 1.600 euros el kilo.
Por su exquisito y refinado sabor, está considerado el «champán del té». Es tan caro por su reducida cosecha
Casi siempre negro, aunque también puede ser verde o blanco, dependiendo de su oxidación, el té de Darjeeling es tan caro por su reducida cosecha. De los mil millones de kilos de té que se producen anualmente en la India, la mitad en la región de Assam, solo 8,5 millones de kilos proceden de Darjeeling, y la mayoría se exportan. Sin embargo, cada año se vende como té de Darjeeling cinco veces más del que se produce, debido al cultivo masivo en zonas cercanas y en el vecino Nepal.
Para acabar con este fraude y distinguirse de otros tés del Himalaya, las 87 plantaciones oficialmente reconocidas de Darjeeling, repartidas en 20.000 hectáreas, han establecido una denominación de origen que protege su marca a nivel global. «El té de Darjeeling tiene un sabor y aroma especial por nuestro clima húmedo y la composición de la tierra», explica a ABC Mukund Rai, uno de los responsables de la plantación Happy Valley, fundada en 1854. A su juicio, «la sofisticación del té de Darjeeling se debe a que se cultiva y recoge siguiendo el método tradicional de fermentación, secado y liado a mano, como hacían los británicos hace casi dos siglos».