“La música de Gioachino Rossini es tan expresiva que no se necesita texto y siempre comunica a través de simbolismos tonales”, explicó Carlos Fuentes y Espinosa, al impartir la conferencia Feliz bicentenario, Cenicienta, en el Palacio de Bellas Artes.
El biógrafo de Rossini indicó que se identifican más de 200 versiones del cuento La Cenicienta y que proviene de China: “En todo el mundo, a todas horas, en cualquier época está familiarizado con el texto”.
El creador de la Fundación Rossini de México comentó acerca de los diferentes aspectos sobre el proceso creativo que seguía el compositor italiano, quien ingresó a la Academia Filarmónica de Bolonia, en donde está la copia manuscrita de la ópera La Cenicienta (La Cenerentola).
Fuentes y Espinosa calificó como especie de “llave de oro” que la trama sea tan universal, pues gracias a eso se puede “abrir el gusto de cualquier persona. La Cenicienta es una obra extraordinaria porque es un drama humano, combina la tragedia con lo cómico, el romanticismo, los celos, la envidia y casi toda la gama de pasiones humanas”.
Durante su conferencia en la Sala Adamo Boari, Carlos Fuentes y Espinosa relató que el estreno de La Cenicienta no fue lo que se esperaba: “fue un desastre, la gente gritó, se paraba y se iba, a la Cenicienta le gritaban majaderías, pero el carácter de Rossini, aparentemente despreocupado, que es una falsedad, es una máscara que usa para defenderse, ayudó”.
El experto en Gioachino Rossini indicó que pese a la respuesta del público, el ánimo del compositor no decayó, pues en aquella época se tenían tres funciones obligatorias y al final terminó con un total de 20 representaciones.
“La primera función fue un desastre, pero ya para la cuarta la gente cantaba la ópera en las calles”, concluyó Carlos Fuentes y Espinosa.