En una etapa fundamental para la historia de Estados Unidos, tres mujeres afroamericanas cambiaron el rumbo de la carrera espacial. Katherine G. Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson no son nombres estudiados al repasar las mentes detrás de llevar al primer hombre estadunidense a la órbita espacial, pero Hollywood decidió sacarlas del anonimato en el filme “Talentos ocultos”.
El cineasta Theodore Melfi (St. Vincent), con el apoyo de las sobresalientes actuaciones de la ganadora del Oscar, Octavia Spencer, la nominada al premio de la Academia Taraji P. Henson y de la cantante Janelle Monáe, en su debut cinematográfico, lleva a la gran pantalla esta narración del inicio del empoderamiento de la mujer en la ciencia.
Entre 1961 y 1963 —en los tiempos de las leyes de Jim Crow (propugnaban la segregación racial en todas las instalaciones públicas por mandato de iure bajo el lema “separados pero iguales”)—, Johnson, Vaughan y Jackson superaron las fronteras del género, de la raza y del mundo laboral en el proyecto Mercury.
Johnson es la única sobreviviente del inspirador trío de mujeres. La nonagenaria, quien junto con Vaughan y Jackson realizó el cálculo preciso de la trayectoria para la cápsula Mercury Freedom 7, la cual llevó a John Glenn a orbitar la tierra en el espacio (5 de mayo de 1961), se muestra modesta, sencilla y sorprendida por el creciente interés de su prolífica carrera, al servicio de su familia y comunidad.
“Sólo estaba resolviendo problemas que necesitaban ser resueltos”, acepta sin pretensiones Katherine G. Johnson en entrevista concedida por 20th Century Fox, al tiempo aconseja a cualquiera con la oportunidad de enfrentar retos mayúsculos: “No lo dejes. Sin importar cuál sea el problema, éste puede ser resuelto. Una mujer lo puede resolver, y también un hombre, si le das tiempo”.
Traji P. Henson encarna a Johnson en Talentos ocultos. Su principal objetivo, cuando dio el sí a formar parte del elenco, fue develar la vida de esta mujer y sus compañeras, quienes, durante la etapa de segregación, hicieron la diferencia en su área de trabajo en The West Area Computing Unit del Langley Research Center, al convertirse en “computadoras humanas”, separadas por ser afroamericanas, pero capaces de calcular también la trayectoria del vuelo del Apolo 11 a la Luna en 1969.
“Soy una chica que creció en el barrio, así que todo lo que siempre tuve fueron sueños. Si hubiera sabido que existieron mujeres como éstas, cuando estaba creciendo, hubiera querido convertirme en científica espacial. No es que no ame lo que estoy haciendo, pero hay mucho trabajo importante que hacer en el mundo. Estaba emocionada por ser parte de un proyecto que les dé a los chicos una visión distinta de lo que podrían llegar a ser”, expresa Henson.
Pensando en sus hijas, el director Theodore Melfi accedió a estar frente a la producción —incluso rechazó ser parte de la saga de Spider-Man—, para dar forma al filme donde se hace un repaso al Movimiento por los Derechos Civiles (1955 a 1968), la Guerra Fría (1945-1991) y cómo los hitos tecnológicos no estaban supeditados al género o el origen de la gente.
“Intento decir a mis hijas que pueden hacer lo que quieran, si ponen su cuerpo y alma en ello, eso incluye las matemáticas y las ciencias. Sentí que era la oportunidad de dejarle saber a las niñas que pueden aspirar a convertirse en una Katherine G. Johnson.
“Quería que la película explorara la parte de la historia que no ha sido documentada: cómo fue para tres mujeres afroamericanas trabajar en una NASA segregada (1953), incluso a pesar de todos los logros que estaban llevando a cabo. Me encanta el doble significado del título, con frecuencia a las mujeres se les ve como ‘figuras’ superficiales, en vez de grandes figuras”, abunda Melfi.
Octavia Spencer se sintió intrigada ante la visión del director y su propósito de ilustrar al mundo sobre la labor de Dorothy Vaughan en la NASA, especializándose en computación y en programación en FORTRAN. “Cuando elijo un papel, tiene que ser algo por lo que me sienta intrigada o que me ilustre de alguna manera. Esta película tenía ambos.
“Provengo de una extracción muy humilde y una cosa que mi madre nos dijo hasta el cansancio es que tu posición en la vida no dicta tu camino en ella. Así que tener a Dorothy diciendo algo tan similar a lo que siempre me han enseñado… bueno, sabía, sin lugar a dudas, que estaba interpretando a la mujer correcta”, dice Spencer de Vaughan, quien falleció en el 2008.
Janelle Monáe se unió a Melfi, Henson y Spencer con la clara finalidad de hacerle justicia al legado de las mujeres afroamericanas de los 60 y su paso por la NASA: “Estas mujeres cambiaron al mundo. Desde el primer momento en el que recibí el guión y me pidieron que hiciera una audición, no había nada más importante para mí que interpretar el papel de Mary Jackson.
“Hice mucha investigación acerca de Mary. Ya murió, pero su espíritu todavía vive. A pesar de que nunca tuve la oportunidad de hablar con ella, sin lugar a dudas ella le habló a mi corazón. La veo como alguien que quiere justicia. Sabe que es inteligente y no se va a subestimar o a opacar para hacer sentir cómodo a alguien”, compartió la también cantante.
Con la asesoría del Dr. Rudy L. Horne, profesor asociado de matemáticas de la Facultad Morehouse, la participación activa de Margot Lee Shetterly, autora de la novela inspiración del filme Talentos ocultos, a través de la “hermandad” de Katherine G. Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, tiene una reflexión de absoluta importancia, la cual toca directamente a la coyuntura mundial y particular de México actual, frente al inicio de la era Trump.
“Un país dividido por cualquier línea puede conseguir poco, pero un país unido e inspirado para trabajar de manera conjunta puede conseguir lo mejor”, finaliza Melfi.