Científicos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) desarrollaron una planta piloto, capaz de producir biodiesel a partir de aceite residual de cocina y la cual reduce en casi 90 por ciento su costo.
Los especialistas de la BUAP resaltaron que gracias a sus innovaciones y los procesos químicos en los que se basa disminuye el impacto ambiental negativo de su producción.
Puntualizó que por años, científicos del mundo han buscado solucionar los problemas ambientales que el uso y la producción de combustibles fósiles generan a nivel global, sin resultados contundentes.
“Gracias a esta planta piloto, única en el mundo, es posible obtener biodiésel con sólo tres pesos mexicanos por litro, valor competitivo si se contrasta con el precio comercial del diésel (20 pesos en el mercado)”, acotaron en un comunicado.
Al respecto Griselda Corro Hernández, académica del Laboratorio de Catálisis y Energía del Instituto de Ciencias, explicó que el proceso de desarrollo de esta innovación tiene un excelente nicho de oportunidad en la industria, al ser un proyecto de transferencia tecnológica adecuado a la coyuntura actual.
Indicó que tras siete años de trabajo en laboratorio han creado el biodiésel más barato del mundo, aportando así una alternativa a la progresiva escasez de aquellos.
La invención de Griselda Corro y su equipo de trabajo finiquitó los inconvenientes, como un catalizador que se buscó durante cinco años buscó para que permitiera transformar el aceite de cocina en combustible, pero no cualquiera, sino uno que hiciera la reacción de un modo más seguro y económico.
Enfatizó que tras encontrarlo, lo describió como un proceso inédito para producir biodiésel basado en ese hallazgo y la incorporación de sistemas de paneles solares, así como otras innovaciones que dieron como resultado un proceso más seguro, económico y sustentable que cualquier otro.
Los creadores de dicho proyecto subrayaron que en lugar de que las personas arrojen el aceite residual de cocina a los drenajes sin tratamiento previo y contaminen los mantos acuíferos, con un innovador tratamiento le damos una segunda oportunidad.
Corro Hernández dijo que para dar el siguiente paso, es que fabricaron una planta piloto que efectuara estas reacciones a una escala mayor: 50 litros por carga y no los 10 mililitros que resultaban del proceso en laboratorio.
Resaltó que por medio de un proyecto clúster de Conacyt que involucró a diversas instituciones del país, como las universidades de Guadalajara, Autónoma de Yucatán, Autónoma de Nuevo León y el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, construyeron la planta piloto a partir del diseño de los mismos investigadores.
La planta piloto consta de dos reactores, el primero (que es por el que ingresa el aceite residual) es para efectuar el proceso catalítico patentado, y el otro la limpieza y secado del combustible obtenido al anterior reactor; un sistema de paneles solares para calentar agua y para producir energía eléctrica, así como una serie de mecanismos de control y soporte.