La Primavera Árabe abrió una ventana para la comunidad LGTB del norte de África, pero seis años después sigue luchando por algo tan básico como la despenalización de la homosexualidad, denunciaron varios activistas en Madrid con motivo del WorldPride.
En Túnez, la frágil democracia instaurada tras la revolución de 2010-2011 ha permitido que la situación de los homosexuales pueda debatirse públicamente.
Sin embargo, está castigada con 3 años de cárcel, en virtud del artículo 230 del Código Penal. Paradójicamente, este mismo país legalizó el aborto en 1973, antes por ejemplo que Francia.
Marruecos y Argelia, dos países donde el poder resistió los embates de la Primavera Árabe, también castigan la homosexualidad con penas de cárcel, al igual que Libia. Y en Mauritania se contempla incluso la pena de muerte, aunque no se aplica.
En un encuentro de más de 180 activistas celebrado de lunes a miércoles en Madrid, el tunecino Hafedh Trifi recordó que la «prioridad» es la derogación de ese artículo y también del test anal, una práctica «inhumana» y «degradante», a la que se recurre para certificar que un detenido ha tenido prácticas homosexuales.
La comunidad LGTB planteó la derogación de ese artículo cuando las elecciones legislativas de 2014, pero se encontró con el «silencio de todos los partidos», lamenta Trifi.
Incluso, en el partido islamista Ennahda, que cuenta con la mayor bancada del Parlamento y forma parte del gobierno de coalición, hay dirigentes que «dicen que es una enfermedad que hay que tratar, o que incluso hay que matar, encarcelar o mandar al exilio a los homosexuales», añade Trifi.
Los obstáculos no sólo vienen del lado religioso. En octubre de 2015, el presidente tunecino, el laico Beji Caid Essebsi, aseveró a una televisión egipcia que la derogación del artículo 230 «no tendrá lugar. Me niego a ello».
En Egipto, la caída de Hosni Mubarak en 2011 tampoco se tradujo en una mayor apertura. Allí, la ley no castiga expresamente la homosexualidad, pero tanto con él como con el actual presidente Abdel Fatah al Sisi, son habituales las condenas a penas de cárcel contra hombres homosexuales por «libertinaje».