Hace unos días te contábamos cómo había sido descubierto el esqueleto de la que podría ser una de las pobladoras más antiguas del continente llamada Naia por los investigadores. Después de haberla sacado de las profundidades de Hoyo Negro en Tulum, los restos de esta habitante prehistórica del continente arribaron al Museo Nacional de Antropología para su resguardo y preservación.
Diana Arano Recio y sus colaboradores fueron los responsables de aplicar los tratamientos adecuados para la conservación de los huesos, lo que ha contribuido a la continuación de los estudios y a la obtención de valiosísima información acerca de los primeros habitantes del Continente, y cómo era la vida en la Península de Yucatán.
La antigüedad de los restos óseos se calcula entre 13,000 y 12,000 años AP, y Naia habría tenido al fallecer entre 15 y 17 años. Antes de recuperar el esqueleto de las profundidades de la cueva, la Subdirección de Arqueología Subacuática junto con la Facultad de Ciencias Antropológicas y la de Odontología de la Universidad Autónoma de Yocatán, se abocaron a realizar un completo registro microtomográfico de cada uno de los segmentos rescatados.
La microtomografía permitirá realizar réplicas fieles de los huesos para actividades relacionadas con la ciencia y los museos, facilitando los estudios de los restos a otras disciplinas como dentistas, ginecólogos, biomecánicos, tafónomos.
También se efectuaron otros estudios como tomografías y rayos X para poder evaluar los patrones de crecimiento y trauma de la joven Naia, para ello se apoyaron con los doctores James C. Chatters y Vera Tiesler de Washington, y también con los médicos y radiólogos mexicanos Karla Montero y Pablo Reyes.
Como en Hoyo Negro también se encontraron restos óseos de animales de 13 especies distintas, cinco de las cuales ya se encuentran extintas, se expandió el proyecto para estudiar la fauna del pleistoceno y a la vez, conocer el paleoambiente en el que se desarrollaba Naia, hasta ahora se ha logrado identificar una especie que no se conocía antes de perezoso, y también un esqueleto de gonfoterio, otro de dientes de sable, oso termactino, un can, puma, tapir, coatí, gato de monte, bagre, murciélago y pecarí.
Con científicos invitados de diversas universidades y laboratorios de Canadá, Dinamarca y Estados Unidos, se abrirán otras líneas de investigación, para conocer más del sistema de cavernas, de los cambios en el nivel del mar, la flora y la fauna que se encuentra en el área, por mencionar algunas.
Lo mejor de todo esto es que la colaboración de los expertos invitados ha sido de manera altruista, logrando con ello un mejor aprovechamiento de los recursos humanos, materiales y financieros, y revelando datos desconocidos de la prehistoria en América.
El siguiente paso es realizar réplicas fieles de Naia para exhibir su esqueleto en al menos un par de museos del país, logrando con ello divulgar el conocimiento que resulta de la investigación científica y que más personas conozcan su historia.