Gerardo Ceballos González y el Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, fundado en 1989 y que desde entonces dirige el universitario, fueron distinguidos con el Premio Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad en su categoría Latinoamérica, que será entregado en Madrid, España.
Ceballos obtuvo el galardón por su capacidad de “trasladar eficazmente el conocimiento científico de excelencia a la creación de 20 reservas naturales, a través políticas públicas”
Ceballos ha impulsado el desarrollo de importantes reservas protegidas, como la de Janos, en Chihuahua, y la de Calakmul, en Campeche, conservando a especies “sombrilla”, como el perrito de las praderas en el primer caso, y el jaguar, en el segundo, para en torno a ellas implementar estrategias de conservación que se expanden a otras especies (animales y vegetales) y al ecosistema en su conjunto.
Los expertos que trabajan en el laboratorio son responsables de la creación de más de 20 reservas protegidas en México, que cubren más de un millón y medio de hectáreas.
“Hemos llevado a cabo labores para la protección de especies en peligro de extinción. Tuvimos un impacto importante para decretar la primera Norma Oficial Mexicana (NOM) de Especies en Peligro, que protege a la flora y fauna en riesgo. Nuestro trabajo científico fue una base para lograr esta ley”, resaltó.
“Desde años atrás hemos hecho un esfuerzo por desarrollar ciencia de calidad y aplicarla a resolver problemas ambientales -el premio- reconoce que la ciencia es uno de los pilares para hacer frente al problema de la extinción de especies, al cambio climático y a otros problemas ambientales globales que enfrentamos”, remarcó.
El universitario celebró que en esta edición el galardón sea para México, en especial para la UNAM, “en donde se hace investigación de alta calidad internacional, y porque nuestra preocupación es que la ciencia llegue a resolver problemas importantes en el país.
Gerardo Ceballos González impulsa la conservación, eligiendo a una especie “sombrilla”, como el bisonte, el perrito de la pradera o el jaguar, para proteger a partir de ellos a miles de plantas y animales en un ecosistema.