Si quiere perder peso y mantener su corazón y cerebro en forma, no vuelva a saltarse el desayuno. Un estudio español con más de 4.000 personas, liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), ha demostrado que hacer un desayuno energético previene la aparición de enfermedades cardiovasculares. Por el contrario, no desayunar o hacerlo mal -salir de casa con un café bebido o tomar menos de cien calorías- puede duplicar el riesgo de lesiones ateroscleróticas, la acumulación de grasa en el interior de las arterias que puede conducir a un infarto o un ictus. Y esto sucede, con independencia de que haya otros factores de riesgo cardiovascular, como fumar, tener el colesterol elevado o ser sedentario.
Estos resultados tan llamativos se publican en «Journal of American College of Cardiology», la revista de la asociación americana de Cardiología, tras estudiar la dieta de miles de empleados del Banco de Santander aparentemente sanos y examinar sus arterias con una sofisticada ecografía en 3-D.
No es la primera vez que un estudio científico muestra la importancia de la primera comida del día. Otras investigaciones habían demostrado previamente que saltársela podía favorecer la obesidad, la diabetes y otros factores de riesgo cardiovascular. Sin embargo, es la primera vez que se observa la relación de esta ingesta con la salud de las arterias, cuando la enfermedad empieza a gestarse de forma silenciosa en el interior de los grandes vasos.
Un estilo de vida más saludable
De las 4.000 personas estudiadas, solo el 20 por ciento tomaba un desayuno apropiado con alto valor energético (menos del 20 por ciento de las calorías diarias); el 70 por ciento un desayuno de bajo valor energético (entre 5 y 20 por ciento de las calorías diarias), y un 3 por ciento desayunaba muy poco o nada y apenas invertía cinco minutos en su desayuno, no tomando nada o bebiendo solo un café o un zumo.
Cuanto más energética era la ingesta, más sanas estaban las arterias y menos enfermedad aterosclerótica reflejaban las pruebas de imagen. Curiosamente, los que desayunaban menos eran también los que tenían un estilo de vida menos saludable: fumaban, no hacían ejercicio, tenían sobrepeso, picoteaban entre horas… Esto no es casual, explica a ABC Valentín Fuster, director del CNIC y autor del estudio. «El que no desayuna termina comiendo más a lo largo del día y de una forma irregular. Tiene más colesterol y más tensión arterial. Creemos que el desayuno pone en marcha un reloj en el hipotálamo que regula el resto de la ingesta diaria. Por eso, el que desayuna bien, se sacia y ya no necesita comer mucho más tarde», cuenta Fuster.
Pone en marcha el reloj interno
Ese reloj interno de nuestro cerebro se pone en marcha al despertarse y al meterse el primer bocado del día en la boca, entre las 7 y las 10 de la mañana. Pero ¿es igual de saludable tomar un par de croissants con mantequilla y mermelada o unos huevos fritos que una fruta y un tazón de muesli? «La calidad de los nutrientes importa, sin duda. En general los que toman un desayuno energético, son gente que se cuida y aunque pueden tomar alguna cosa dañina, en el balance final importa más la energía consumida que lo que uno toma, aunque esto último no debe pasar desapercibido», responde el director del CNIC. Fuster recuerda que un desayuno equilibrado debe contener hidratos de carbono, grasas y proteínas.
«No me entra nada por la mañana»
Un prototipo de desayuno energético mediterráneo podría ser una taza de café, leche o yogur, fruta y pan integral con tomate y aceite de oliva. Aunque el cardiólogo insiste, lo más importante es desayunar. «Yo veo a diario en mi consulta a pacientes que me dicen que tienen el estómago cerrado por la mañana y no pueden tomar nada. Les estoy convenciendo a todos. No es una cuestión de hábito, es una cuestión de educación y la información es válida para todas las edades».
En un editorial que acompaña al artículo científico español, los cardiólogos Prakash Deedwania y Tushar Acharya de la Universidad de California reivindican el desayuno nutritivo como una medida «sencilla y económica» para corregir el «tsunami de diabetes y enfermedad cardiovascular en el mundo». Para ellos el mensaje más importante del estudio español es que «saltarse el desayuno debe considerarse como un marcador de una pobre dieta y de un estilo de vida que conduce a la enfermedad».