En un gran contenedor y siendo un proyecto de impacto ambiental, científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) cultivan diversos tipos de bacterias que al descomponer la materia orgánica del nopal, logran la generación de gases como metano e hidrógeno, útiles para la producción de energía limpia.
A este tipo de contenedores se le conoce como biodigestores anaerobios y hasta ahora los investigadores reportan importantes avances al obtener un 80 por ciento de metano, de 280 a 300 litros de biogás en condiciones ambientales por kilo de nopal seco, con baja cantidad de azufre.
Con estos resultados es posible científicamente escalar a un nivel comercial. Por ello, los especialistas del Cinvestav, Unidad Querétaro requieren de una inversión de poco más de 15 millones de pesos.
De concretarse, el Cinvestav estaría detonando proyectos de impacto nacional e internacional en la generación de energías limpias, de acuerdo a la información difundida en el órgano informativo, Gaceta, del Cinvestav Unidad Unidad Querétaro.
Los especialistas destacaron la importancia de aprovechar recursos naturales, como el nopal. México cuenta con condiciones climáticas favorables para su producción, a tal grado que la producción podría ser suficiente para generar en el país energías limpias para el futuro.
El desarrollo de biodigestores anaerobios no es nuevo en el país, pero el del Cinvestav está equipado con sistemas lavadores de gas para reducir el contenido de ácido sulfhídrico, un problema común de este tipo de sistemas.
La otra particularidad de estos biodigestores es que están conectados a un sistema fotovoltaico y eólico que produce 95 por ciento de la energía que se requiere. Por lo general, esta tecnología está conectada a la red eléctrica para operar sus sistemas auxiliares como agitadores, sistemas de control o motores. Se está construyendo otro sistema (que se patentará) capaz de generar la energía necesaria para los sistemas auxiliares.
Los especialistas del Cinvestav dan mayor impulso a la parte de biohidrógeno, y un grupo de estudiantes trabajan la parte de bacterias, el acondicionamiento del nopal y han puesto en marcha dos reactores pequeños para hacer la transición de la escala piloto a la semi-industrial. La siguiente etapa, será trabajar la parte del almacenaje y manejo del biohidrógeno y lo harán en colaboración con el doctor Dominic Gervasio, de la Universidad de Arizona.
El biodigestor del Cinvestav puede funcionar también con lirio acuático o desechos de mercados, entre otros. “Realizamos pruebas con diversos materiales, queremos tener una gama de opciones, pero hemos puesto énfasis en el nopal”, destacó el doctor Juan Francisco Pérez.
Hasta el momento este proyecto científico ha contado con el apoyo del Fondo Mixto (Fomix) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y del gobierno del estado de Querétaro.
El biodigestor que se encuentra en proceso de patente, utiliza sólo nopal, sin excreta de vaca, empleada regularmente en otros biodigestores, pero lo cual trae consigo algunos otros detalles técnicos que se tuvieron que resolver. Esta particularidad tiene un aspecto económico, que permite a los científicos vincularse con el sector privado para el desarrollo de la tecnología.
La producción de nopal en México es considerada como una de las actividades agrícolas más importantes. Gracias a sus características, es posible cultivarla en diferentes regiones de la República incluso en aquellas que presentan altas temperaturas y periodos prolongados de sequía.