José Alcamí, investigador del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III y experto en VIH, señaló que el futuro más próximo en la lucha contra el SIDA, ya que aún no se ha conseguido desarrollar una vacuna, pasa por la inyección de anticuerpos, un tratamiento del que podría haber resultados en ensayos clínicos con humanos “dentro de uno o dos años”.
Así lo resaltó Alcamí, tras la presentación oficial del Congreso Internacional de Investigación para la Prevención del VIH (HIVR4P) 2018, que se celebra en Madrid y que abordará las últimas investigaciones sobre vacunas, tratamientos preventivos, profilaxis pre-exposición (PrEP) y otras técnicas relacionadas en la prevención del sida.
Más de mil 400 investigadores, legisladores y activistas, con 138 presentaciones orales y 616 pósteres, participarán en este Congreso, que se extenderá durante un total de cinco días en la capital madrileña. Es la primera ocasión que este Congreso visita Europa.
«Hoy por hoy no tenemos una vacuna contra el SIDA. Durante los primeros 10 o 15 años de la epidemia, intentamos desarrollar los prototipos que habían funcionado en otras vacunas, como por ejemplo la de la Hepatitis B, que es muy eficaz, pero en el caso del sida no funciona”, explicó el experto, quien reconoció que los investigadores sobre esta vacuna se enfrentan a un problema “completamente diferente” al del resto.
Lo es porque el virus del sida “logra escaparse de las respuestas del sistema inmunológico”. “Estamos ante un problema nuevo y muy difícil”, admitió. Sin embargo, apuntó que en los últimos 10 años se ha producido “un giro” en las estrategias de investigación sobre vacunas contra el SIDA.
Esa nueva táctica pasa por los anticuerpos. “Lo que hemos aprendido en estos años es que una vacuna siempre tiene que generar anticuerpos. En el caso del VIH, lo que se ha probado hasta ahora no produce anticuerpos, pero en el laboratorio hemos conseguido generarlos. No tenemos la vacuna, pero tenemos el producto ideal de esa vacuna“, detalló Alcamí.
Añadió que ahora se pueden fabricar estos anticuerpos “a un coste razonable” y que, de hecho, ya hay “bastantes” ensayos en marcha para intentar prevenir la infección mediante la infusión de dichos anticuerpos ‘buenos’ cada tres o seis meses. En particular, se ha puesto recientemente en marcha un ensayo con más de cuatro mil 500 pacientes que ya comenzaron a probar esta técnica. Los resultados definitivos, según Alcamí, se publicarán en “uno o dos años”.