«Mi deseo es que antes de morir quiero ver en Turquía una democracia plena, ver que todo el mundo hable con libertad de expresión sin que lo castiguen” y “la política turca es muy triste”, fueron dos ideas que expresó el escritor turco Orhan Pamuk durante la entrega de la Medalla Carlos Fuentes, reconocimiento que otorga la Feria Internacional del Libro (FIL) Guadalajara a sus visitantes distinguidos.
El también premio nobel de Literatura 2006 comentó que en Turquía hay un sistema democrático sin libertad de expresión. “El pueblo turco decide con su voto quién será presidente, pero no hay democracia sin libertad de expresión y no hay libertad de expresión en Turquía. Algunos de mis amigos están en la cárcel por sus ideas, por lo que hayan dicho”, apuntó antes de recibir la medalla de manos de Silvia Lemus, viuda de Fuentes, y de entablar una conversación con el escritor mexicano Jorge Volpi.
“Escribo porque quiero que otros, que todos sepan qué tipo de vida llevamos en Estambul, en Turquía. Escribo porque amo el olor a papel, pluma y tinta. Escribo porque creo en la literatura, en el arte de la novela más de lo que creo en cualquier otra cosa”.
El autor de Me llamo rojo, Nieve y La vida nueva comentó que su amor a la creación literaria se compara a una felicidad infantil como cuando de niño jugaba con un tren, “me hacía feliz y no quería que acabara ese momento, tanto que cuando mi madre me quitaba el tren, lloraba”.
Pamuk escribe “porque tengo la creencia infantil en la inmortalidad de las bibliotecas, en las maneras en que mis libros están asentados sobre un anaquel. Escribo porque es emocionante convertir todas las bellezas y maravillas de la vida en palabras, escribo no para contar una historia sino, a veces, para componer una historia, hacerla a través de la acrobacia y metafísica de la ficción”.
Pero entre las tantas razones que el nobel de literatura tiene, hay una final: el deseo de escapar de su sueño. “Que existe un lugar al que tengo que ir pero no logro llegar ahí. Es un tema continuo con el que estoy lidiando: quiero ir a una parte y no puedo llegar. Escribo porque quiero ese lugar y escribo porque nunca logro ser feliz; escribo para ser feliz”.
Orhan Pamuk comentó que con los autores latinoamericanos comprendió su lugar como escritor turco. “Reconozco la importancia de Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Borges y García Márquez, estas influencias son importantes para mí porque cuando el boom latinoamericano inició yo comenzaba mi posición como autor y me sentía provincial fuera del centro, pero el boom latinoamericano me ayudó a decirme: puede existir uno musulmán. Después de que visité Estados Unidos en 1983 tuve una crisis de identidad, me pregunté ¿qué es esto de ser turco? y tuve que inventarlo y ese boom latino junto con Borges y Calvino me ayudaron”, expresó.
Sobre los autores que más le gustan, Pamuk dijo que son: Tolstoi, Dostoievski, Proust y Thomas Mann. “Esos son los más grandes novelistas, los he leído una y otra vez y he aprendido a cómo escribir de ellos. Luego hay otros tres escritores: Borges, Calvino y Nabokov; con ellos aprendí la acrobacia. Lo que quiero lograr en la vida, en la ficción, es poder escribir acrobacia, es muy difícil pero haré mi mejor esfuerzo”.