Para revertir los efectos adversos por el consumo de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) diseñan una alternativa terapéutica con Omega 3 (ácido docosahexaenoico, DHA), con la cual se protege al sistema digestivo de úlceras, sangrados o perforaciones del tracto gastrointestinal, provocados por estos medicamentos.
La jefa del Laboratorio de Farmacología de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMH), Aracely Evangelina Chávez Piña, subrayó que el empleo de los ácidos grasos Omega 3, especialmente el DHA (ácido graso poli-insaturado, neuroprotector, cardioprotector o gastroprotector) tiene un efecto de defensa a nivel gástrico e intestinal cuando se suministran los AINEs (principalmente la indometacina).
Explicó que los ácidos grasos Omega 3 se extraen de los peces de agua fría, principalmente del salmón (que contiene un porcentaje mayor de ácidos grasos), toda vez que se alimenta de plancton e invertebrados que se encuentran en los países nórdicos. La especialista dijo que los ácidos grasos también pueden obtenerse del atún y arenque.
El proyecto, denominado Participación del efecto antioxidante en el mecanismo gastroprotector del ácido docosahexaenoico, un ácido graso poli-insaturado omega 3, está registrado ante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), organismo que apoya con recursos a esta investigación.
El grupo de trabajo realizó estudios preclínicos en ratas de laboratorio, divididas en cuatro grupos clasificados como: “en condiciones normales”, “control del DHA”, “de daño” y “del tratamiento”. Se descubrió que en el grupo “de daño”, al que se le suministró indometacina, los estómagos de las ratas registraron lesiones hemorrágicas y no contaban con todas sus capas.
Chávez Piña detalló que la población mundial sufre de lesiones ocasionadas por el consumo de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como la indometacina, aspirina, diclofenaco y naproxeno (AINEs). “Para evitar el daño gástrico, se co-administran con omeprazol (inhibidores de la bomba de protones), pero generan eventos adversos o nocivos en el intestino”, añadió.
La científica enfatizó que los AINEs producen alteraciones fisicoquímicas que hacen que la barrera de la mucosa gástrica se rompa por completo. También, indicó, provoca daños sistémicos al ocasionar alteraciones a nivel del tracto gastrointestinal e incrementar la secreción de ácido y daños en la microbiota intestinal, así como sangrado de úlceras gástricas. “Estas sustancias tienen un efecto analgésico-antiinflamatorio pero, al mismo tiempo, generan problemas gástricos e intestinales. De ahí la importancia de esta investigación”, concluyó.