Han pasado casi 35 años desde que no aparecían juntos en un escenario. La noche de este 12 de marzo ocurrió el sorprendente reencuentro, sin embargo, esta vez ya no portaban los uniformes del juego de colores con el que conquistaron el corazón de España a finales de los años 70 y luego el de toda Latinoamérica en los años 80.
“Parchís, chís, chís / es el juego de colores / que traemos para ti”, se escucha en el Teatro Diana de Guadalajara, donde cientos de personas se reunieron para recibir a Gemma, Yolanda, Frank, Tino y David, integrantes del famoso grupo español Parchís. Aún no llegaban al recinto y algunas mujeres no contenían su entusiasmo. Una mujer de más de 40 años se quitó su chamarra y debajo aparecía el uniforme de la ficha verde. Entrados en el fanatismo fueron saliendo fichas azules, rojas y blancas que destacaban entre la multitud. Incontables también las personas que llevaban posters, discos y fotografías.
Los cantantes, hoy con más de medio siglo de vida, visitaron el país y la capital tapatía para presentar en México el filme Parchís, El documental, del director Daniel Arasanz, en el marco de la edición 34 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG). Pero la proyección fue más que una premier. Han pasado 40 años desde que el grupo nació, casi 35 desde que terminó su ciclo como grupo y la euforia seguía siendo la misma para los fanáticos que estuvieron presentes. Periodistas aseguran no haber sentido nunca el nivel de fanatismo en la proyección de una película.
Aquella banda que surgió como un proyecto para aprovechar el sensacionalismo que ya habían generado en España casos como el de Joselito, Marisol o Rocío Dúrcal, volvía a tener los reflectores de una forma desbordada. Aquella banda fue la que lanzó la firma Belter, de Barcelona, como un producto comercial que no era ingenuo, sino que parecía reflejar las emociones y sueños de los niños, con versiones pop de temas adultos como “In the navi” (de Village People); “Too much heaven” (de los Bee Gees) o “Gloria” (el exitazo de Umberto Tozzi).
Justo antes de la proyección, Frank lanzó desde el escenario: “Gracias a todo México. Nos han visto crecer, los hemos visto crecer”. Tino también agradeció a sus “compañeros de vida”; “son mis hermanos”, añadió Gemma. Apenas se podían distinguir sus palabras entre tantos gritos y aplausos.
Luego llegó la proyección. De ahí a la sorpresa. La película no revela, acepta. Cuenta con mucha precaución su historia. Hacen repaso tanto de sus éxitos como de otros asuntos menos conocidos: consumo de drogas, juergas de sexo, y abusos que detectaron en la compañía discográfica que los lanzó a la popularidad.
El filme toca la polémica que vivieron los integrantes entre ellos, los robos de las personas que los manejaban, las intenciones familiares, los excesos. Las sensaciones de estar en un escenario y hacen especial énfasis en la explotación del talento como niños.