Apenas cruzó la meta, Vivian Kiplagat se persignó, dio unos pasos desorientada, tambaleante y parecía que iba a caer. Dos edecanes le dieron una toalla sin prestarle ayuda y por el altavoz ordenaron auxiliar a la ganadora del Maratón de la Ciudad de México.
Como pudo, la keniana siguió de pie para que metros adelante terminara sentada en el suelo tras el esfuerzo realizado por romper la marca de la prueba, como lo había prometido, al ser parte del grupo de corredores extranjeros Etiqueta Oro, la distinción que se estrenó ayer en la edición 37 del certamen certificado por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés).
Kiplagat conquistó la prueba con tiempo de 2:33.27 horas para superar por casi cuatro minutos la marca que pertenecía a la peruana Gladys Tejeda, establecida hace dos años. Cuando se dio a conocer su proeza, el público, que atestiguó su llegada en la tribuna frente a Palacio Nacional, donde estaba la meta, estalló en aplausos con la imagen de la keniana, ya recuperada, que sonreía ante las pantallas al saberse ganadora del doble premio que le dejó un millón 100 mil pesos por el primer lugar y récord.
La categoría de silla de ruedas abrió la competencia, en la que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, a temprana hora, hizo sonar la chicharra de salida en Ciudad Universitaria sobre Insurgentes Sur. El colombiano Francisco Sanclemente ganó la prueba, con 1:38.03, en un cierre espectacular con el mexicano Alfonso Zaragoza. El tercer puesto lo ocupó Fernando Sánchez, 1:41.55.
En categorías especiales invidentes ganaron Rubicel Hernández, 3:14.03, y María de los Ángeles Herrera, con 3:46.20.
No era la participación numerosa que se esperaba, pero los competidores disfrutaron del trayecto porque mejoraron sus marcas; algunos corrían con celulares para tomarse la selfi o eran acompañados de palabras de aliento y porras del público en algunos puntos estratégicos del trayecto.