Migrantes, de Alejandro Santiago llegan a San Ildefonso

La exposición 2501 migrantes del artista oaxaqueño Alejandro Santiago (1964 – 2013) celebra 30 años del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN). La muestra, a inaugurarse hoy en el Antiguo Colegio de San Idelfonso, reúne 501 esculturas de barro, a través de las cuales, Alejandro Santiago  les da una presencia a quienes han salido de su tierra natal para huir de la violencia y encontrar una mejor forma de vida, explicó Eduardo Vázquez Martín, coordinador ejecutivo del recinto.

“Esta exposición tiene como contexto las realidades en las que vivimos, un mundo donde el dinero tiene libre tránsito y las personas no; donde se acarrea el sufrimiento de muchísimos seres humanos que, en búsqueda de esa prosperidad, se encuentran con que son señalados como delincuentes, en el mejor de los casos sin papeles, pero ni ilegales ni delincuentes ni criminales”.

El arte tiene que ser un detonador para la reflexión, para pensar acerca de ciertos fenómenos como la migración, explicó el hijo de Alejandro Santiago, Lucio Santiago López. “Mi papá tenía un dicho muy bonito: Para saber que estamos mojados tenemos que meternos al agua, ya que si sólo la tocamos con la punta del pie nunca vamos a sentir qué se siente estar mojado”.

Su experiencia estética, agregó,  fue abandonar su pasaporte y  visa e irse a la frontera para cruzar la línea igual que la cruzan mis paisanos. Además, recordó las palabras de su padre: “Quiero saber si realmente estoy mojado, vivir la migración con la experiencia propia”.

Después de probar con la madera y el barro de Santa María Atzompa, Oaxaca, llegó a la arcilla refractaria de Zacatecas, que fue el material que utilizaría para la elaboración de este conjunto escultórico. La producción de las 2 mil 501 piezas duró siete años, en el que Alejandro Santiago y 40 jóvenes realizaron cada uno de los migrantes.

“Durante la elaboración, incidía las piezas con un machete y decía que estaba simulando las cosas que hace la migra; además, los migrantes están desnudos porque decía así se sintió en su experiencia”.

Cada vez que estaba poniendo rostros, recordó, no paraba de repetir: esta es la mujer que encontraron, se quedó en el desierto o en el río. “Seguramente cada pieza tiene una carga energética de lo que es vivir esta experiencia”.

Alejandro Santiago migró desde muy pequeño, detalló, pues a los nueve años se trasladó de Teococuilco de Marcos Pérez a Oaxaca capital, posteriormente realizó una residencia en Estados Unidos y después se fue a vivir durante cuatro años a París, Francia; cuando regresó a México tenía la intención de reencontrarse y continuar con su trabajo.

“Se interesó en explorar su comunidad, la cultura, regresar y pintar su pueblo, sus costumbres y  tradiciones, pero al llegar se encontró un pueblo fantasma. Mis tíos y mis paisanos, estaban y están en Estados Unidos, los únicos habitantes eran mujeres, niños y ancianos. De 2mil 500 familias quedaron, a lo mucho, 100”.

No obstante, el nombre también refiere a la cantidad de cruces emplazadas para rememorar a los migrantes muertos en su intento de pasar que, en el momento en que Alejandro Santiago se encontró con ellas, daba un total de 2 mil 500, más el que no se nombra.

“El barro puede comunicar muchas cosas sobre la experiencia humana”, expresó Graciela Martínez Zalce, directora de investigaciones del CISAN. “En este momento tan difícil que vivimos, con Trump preparando su campaña electoral para el siguiente año, es necesario entender la migración”

Para ello, puntualizó, también se realizarán tres conferencias: Presentación informe REDODEM 2018, Actitudes y políticas antiinmigrantes en la era Trump y Los múltiples sentidos de la fuga de talento: evidencias actuales de Norteamérica, así como un ciclo de cine, presentaciones de libros, talleres y recorridos guiados.