Para comprender cómo se genera el mal de Parkinson, Iván Velasco, investigador del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, ensaya la estrategia de reprogramación celular.
Ese padecimiento consiste en un desorden neurodegenerativo que afecta principalmente a las neuronas dopaminérgicas, encargadas de producir y secretar dopamina dentro del cerebro, explicó. Cuando esas neuronas degeneran, los niveles de dopamina disminuyen y las consecuencias son temblor, rigidez muscular y dificultad para realizar movimientos voluntarios.
El experto toma muestras de la piel de pacientes para obtener fibroblastos (células más comunes del tejido conectivo), que manipula genéticamente para transformarlos en células pluripotenciales inducidas, capaces de diferenciarse a las neuronas que liberan dopamina.
“El objetivo es tener estrategias encaminadas a restituir los niveles de dopamina en el cerebro lesionado”, dijo.
La incidencia del Parkinson es de uno a dos por ciento en personas mayores de 60 años. Después del Alzheimer, es la segunda enfermedad con síntomas neurológicos más prevalente, y el porcentaje aumenta en las poblaciones de más edad.
“Hasta ahora es irreversible, los tratamientos que existen no la curan, sólo tratan de frenar la muerte de las neuronas dopaminérgicas o sustituir la función del neurotransmisor (dopamina) con otros compuestos”, señaló.