La terapia familiar es una psicoterapia que, como bien lo indica el nombre, se encarga de analizar y resolver sintomatologías y problemas generados en el seno de las familias que tienen que ver con diferentes características. Podemos mencionar algunas como: problemas de comunicación entre los miembros de la familia; violencia intrafamiliar; miembros alcohólicos, dependientes o depresivos; problemas con límites y reglas claras en niños pequeños o adolescentes; crisis familiares, como la pérdida de uno de sus miembros; problemas laborales; cambios de lugar de residencia; etc.
Si bien podemos decir que en nuestro país apenas estamos adquiriendo la “cultura” de la psicoterapia, la terapia familiar y de parejas aún no ha logrado ser accesible a todos. Muchos ni siquiera conocen su existencia. Es importante mencionar que esta psicoterapia existe desde principios de los años 1950.
En referencia a la importancia de este tipo de psicoterapias, siempre respondo que así como al primer síntoma de una gripe o algún malestar físico asistimos a una consulta médica, y en algunos casos un tratamiento, de igual manera debe ser vista la consulta psicoterapéutica. Recordemos que somos parte de un mecanismo integral en la que la mente es parte esencial de un cuerpo sano.
Aún no hemos generado la conciencia de una atención a la “salud mental”. Me refiero a la importancia que tenemos que darle a nuestro bienestar emocional y relacional.
La terapia familiar y de parejas se encarga de lograr este tipo de mecanismos armónicos, basados en la mejora de la comunicación que hasta el momento ha resultado inadecuada o disfuncional.
A una terapia familiar asisten todos los miembros de una familia. En el caso de la terapia de pareja vienen los dos. En la terapia familiar se reparte el síntoma entre todos los miembros ya que, de alguna u otra manera, todos los que viven bajo un mismo techo viven, conviven y coparticipan en el desarrollo de una situación buena o mala para todos los miembros.
La terapia familiar ha demostrado su eficacia por ser dinámica y confrontativa. Sobre todo, ayuda a todos los involucrados a generar mejores mecanismos de interacción, a mejorar su calidad de vida familiar, individual y ejercerla de una manera óptima y saludable con replicación en otras áreas normativas.
En el caso de la terapia de parejas se trabajan múltiples problemas como: celos, problemas de comunicación, conflictos con las familias de origen, conflictos de poder, infidelidades, asesorías de pareja, etc.
Otra bondad de esta corriente terapéutica es que no suele ser de prolongada duración. Funciona como una terapia breve y requiere (como todo proceso terapéutico) de disposición y la voluntad de cambio).
Por: Ricardo A. Morales Ordoñez.
Psicólogo. Terapeuta familiar y de parejas.
Contacto: 044 55 35 00 14 80
muy interesante felicidades por su publicacion