La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, dijo este miércoles que planea viajar pronto a México, Guatemala y posiblemente otros países de Centroamérica para hablar sobre cómo «hacer frente a las causas de raíz» que generan la inmigración irregular hacia territorio estadounidense.
Harris, a la que el presidente Joe Biden ha encargado la misión de coordinarse con los países de Centroamérica para intentar frenar la llegada masiva de indocumentados a la frontera sur de Estados Unidos, hizo el anuncio durante un encuentro con expertos en la región.
La vicepresidenta aseguró que por ahora no tiene planes de visitar la frontera sur estadounidense, pero que sí tiene previsto hacer pronto su primer viaje al Triángulo Norte de Centroamérica, que incluirá paradas en México y Guatemala.
Añadió que Estados Unidos tiene la oportunidad de proporcionar a los ciudadanos de Centroamérica «algún tipo de esperanza de que, si se quedan en casa», las cosas pueden irles bien, pese a los altos niveles de violencia y pobreza en el Triángulo Norte.
El objetivo de Harris es determinar «qué puede hacer (Estados Unidos) para potenciar el desarrollo» en la región, un cambio que tardará tiempo en llegar, pero que pasa por combatir la corrupción, fortalecer la economía o aprobar reformas climáticas, subrayó.
Desde que Biden le encargó ocuparse del tema migratorio a finales de marzo, Harris ha conversado por teléfono con los presidentes de Guatemala, Alejandro Giammattei, y de México, Andrés Manuel López Obrador.
La semana pasada, el Gobierno estadounidense reveló cifras récord de detenciones de indocumentados en su frontera con México, con más de 172.000 en marzo, entre ellos casi 19.000 menores, una cifra histórica.
La Casa Blanca ha insistido en que la frontera «está cerrada» y en que la mayoría de quienes lleguen sin documentos serán expulsados, pero eso no ha rebajado las llegadas a la zona limítrofe.
El Ejecutivo de Biden ha recibido críticas porque muchos menores que han cruzado la frontera se han quedado más tiempo del permitido por ley en centros de detención gestionados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP, en inglés), que no están diseñados para niños.