En las noches del 12 y 13 de agosto tendrá lugar el punto álgido de la lluvia de estrellas de las Perseidas, una de las más espectaculares del año (juntamente con la de las Gemínidas de mediados de diciembre).
Este año las condiciones de iluminación de la Luna serán excelentes para poder disfrutar del fenómeno, ya que se encontrará menguante y muy cercana a la fase de luna nueva, iluminada tan sólo en un 10 % aproximadamente. Además, no saldrá por el horizonte Este hasta altas horas de la madrugada, de forma que la observación de las Perseidas se podrá realizar durante la mayor parte de la noche sin la interferencia que genera la luz de la Luna.
Las lluvias de estrellas llenan el cielo nocturno de trazos de luz que se conocen con el nombre de meteoros o, coloquialmente, estrellas fugaces. En realidad, se trata de pequeños fragmentos, con tamaños típicos de unos pocos milímetros, que entran en la atmósfera de la Tierra y, por fricción con el aire, se desintegran a gran altura (normalmente por encima de los 100 km) generando un destello de luz.
En concreto, las Perseidas deben su existencia al cometa 109P/Swift-Tuttle, un objeto que orbita en 133 años y que tiene un tamaño aproximado de 26 kilómetros. A pesar que nuestro planeta se cruza con su trayectoria (de hecho, esta es la razón por la cual tenemos la lluvia de estrellas de las Perseidas), según algunos estudios realizados no existe peligro significativo de impacto contra este cometa al menos en los próximos miles de años.
Las Perseidas son generosas por lo que se refiere a la cantidad de noches en las que se pueden ver sus meteoros. De hecho, desde mitad del mes de julio ya se pueden observar las primeras estrellas fugaces asociadas con esta lluvia de estrellas, aunque su frecuencia aumenta con el paso de los días hasta el máximo de actividad que, según el IGN, este año tendrá lugar entre el 12 y el 13 de este mes de agosto. Estas serían, por tanto, las mejores noches para disfrutar del fenómeno.
Si bien el número teórico de meteoros que se pueden llegar a ver en condiciones ideales puede rondar los 200 por hora, la cantidad real depende de muchos factores, como por ejemplo la oscuridad de cielo en el lugar de observación y, por supuesto, la meteorología. Lo más óptimo es alejarse de los núcleos urbanos, evitando al máximo las fuentes de luz próximas, y si ello no es posible se recomienda observar desde terrazas o balcones elevados, para situarse por encima de la mayor parte de la luz de las calles. Asimismo, se deberán evitar obstáculos que puedan bloquear la visión, como por ejemplo edificios o árboles demasiado cercanos.
Por último, hay que tener en cuenta que el ritmo con el cual aparecen las estrellas fugaces no es constante, de forma que la paciencia y, por supuesto, una posición de observación cómoda son también elementos imprescindibles.