(Foto: David Douglas Duncan, Pablo Picasso de pie pintando ‘La cabeza’, 1957. Cortesía INBA)
El Palacio de Bellas Artes se viste de gala al recibir, después de 31 años, una exposición del maestro malageño Pablo Picasso. En su residencia en La Californie, en Francia, lo visitó otro gran artista, el fotógrafo David Duncan, con quien entabló una amistad entrañable, por ello, Picasso le abrió las puertas de su casa para que él pudiera retratar su intimidad y su proceso creativo. La exposición abre con una frase de Duncan que dice “Desde el momento en que se abrió la monumental puerta de heirro forjado de su villa, me encontré frente al mundo (…) un puente a otro planeta”; y así, Duncan se volvió en su biógrafo a través de su mirada.
La exposición acompaña las piezas de Picasso, entre cerámica, dibujo, grabado, escultura y pintura con fotografías de Duncan. Así podemos entender de adentro hacia fuera la mentalidad y arte del maestro español.
“Picasso revelado por David Douglas Duncan”, nombre de la exposición, devela la mirada y el gesto pictórico del artista en plena creación, mostrando no solo la seguridad y el virtuosismo del pintor, sino también el trabajo perseverante y la ejecución largamente madurada que marcó la elaboración de sus obras. Respecto a la importancia de las fotografías de Duncan que alimentan esta exposición, Tatyana Franck de Maud’huy, una de las curadoras, explica: “El fotógrafo fue para el pintor un verdadero don del cielo, capaz de mantener para siempre su memoria, la memoria de un artista que ansiaba la posteridad».
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