Los jefes de Estado y de gobierno de las siete naciones más industrializadas del mundo (G7) se reunieron hoy en Bruselas para hablar sobre la crisis en Ucrania. De la reunión, que se extenderá hasta el jueves, se esperan sobre todo señales decididas hacia el jefe del Kremlin, Vladmir Putin, al que se acusa de contribuir de manera calculada a la desestabilización de Ucrania.
En un principio, se iba a celebrar la cumbre del G8 en la ciudad rusa de Sochi, junto con Putin. Pero tras la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia, los jefes de Estado y de gobierno excluyeron a ese país del círculo provisoriamente.
Al G7 pertenecen además de la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente estadounidense, Barack Obama, los jefes de Estado y de gobierno de Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón. Los anfitriones son el presidente del Consejo de la UE, Herman Van Rompuy, y el jefe de la Comisión de la UE, José Manuel Durao Barroso.
Además de la crisis en Ucrania, en Bruselas se hablará esta noche del conflicto atómico con Irán y la guerra civil en Siria.