Arqueólogos de la UNAM reconstruyeron, mediante una investigación, la vida cotidiana de los habitantes de Teotihuacan. El estudio revela que su dieta estaba conformada por plantas y animales en un número mayor de lo registrado, que la herbolaria tradicional existía al menos 2 mil años antes del arribo de los mexicas al Valle de México y, además, que en la construcción de la Pirámide de la Luna se han detectado siete niveles.
Los trabajos fueron realizados por integrantes del Laboratorio de Paleoetnobotánica y Paleoambiente. Emily McClung, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, explica que se analizaron restos de plantas extraídos en las excavaciones arqueológicas, de sedimentos y depósitos geológicos para establecer cómo vivían los teotihuacanos. “Como arqueólogos entrenados en botánica vemos aspectos de subsistencia, alimentación y diferencias entre los distintos sectores de la población al determinar quiénes tuvieron posibilidad de usar o consumir ciertos productos y quiénes no”.
Los resultados, dice McClung, “son sorprendentes. Encontramos simientes que no imaginaban que se hubieran usado hace dos mil años, como la verdolaga y el jaltomate (pariente del tomate y el jitomate, pero en miniatura y morado). “Nos parecía inconcebible que se consumiera en Teotihuacan, pero lo encontramos por todos lados”.