Una investigación del doctor Alfredo Herrera Estrella establece que la luz azul podría acelerar el proceso de cicatrización de heridas leves e incluso ayudar en la regeneración de algunos tejidos u órganos.
Es la teoría que emana de su estudio sobre este tipo de luz y su sinergia con el Trichoderma atroviride, un hongo de importancia agrícola y con el cual, dijo, “pudimos observar que al estar expuesto a este tipo de luz, las heridas cicatrizaron o se aceleró la regeneración de tejidos cuando se les puso bajo la iluminación por ciertos periodos de tiempo”.
El científico del Laboratorio de Genómica para la Biodiversidad Langebio-Cinvestav explicó que la luz azul, que está dentro del rango de la luz visible para las personas y tiene aproximadamente 440 nanómetros de longitud de onda, es la que es la que mejores resultados tuvo en este estudio.
Herrera Estrella señaló que la investigación ya tiene nueve años con el hongo Trichoderma atroviride, “y hemos encontrado la serie de genes que perciben el daño y cuáles realizan la acción para regenerar el tejido”.
Explicó que por el momento el estudio se realiza en este hongo filamentoso, porque nos facilita la manipulación de las variables y así entendemos más rápidamente su funcionamiento, pues su sistema biológico permite imitar lo que ocurre en animales y plantas.