Más de cien años después de su comercialización para curar fiebres y dolores, los beneficios de la aspirina, que se extendieron a la cardiología, se confirman también en la prevención del cáncer del tubo digestivo más común, según un estudio. Una síntesis de los datos disponibles sobre su impacto en la reducción de la incidencia del cáncer y la mortalidad a nivel mundial fue publicada este miércoles en la revista de la Sociedad europea de oncología médica, Annals of Oncology.
“El efecto protector de la aspirina contra ciertos tipos de cáncer se conocía desde hace tiempo, pero hasta la realización de nuestro estudio, en el que se analizaron todos los datos disponibles, era difícil saber si las ventajas de tomar aspirina eran superiores a los inconvenientes”, dijo Jack Cuzick, director del Centro para la prevención del cáncer del Instituto Wolfson de medicina preventiva de Londres.
A largo plazo la administración cotidiana de aspirina puede reducir significativamente el riesgo de padecer cánceres digestivos (colo-rectal, estómago y esófago). Las ventajas de ese tratamiento preventivo superan los riesgos de sufrir inconvenientes, incluyendo sangrados, según los autores.
Tomar aspirina durante 10 años permitiría de esa forma reducir los casos de cáncer del colon en un 35 por ciento y las muertes en un 40 por ciento. La aspirina impediría reducir los cánceres de esófago y de estómago en un 30 por ciento y las muertes por esa causa entre un 30 y un 35 por ciento, según el estudio que reunió más de 200 estudios clínicos. Para beneficiarse de esos efectos de la aspirina es necesario tomar una dosis cotidiana de 75-100 miligramos durante al menos cinco años y probablemente durante 10 años, entre los 50 y los 65 años, según el estudio.