Cincuenta días después de que comenzara la operación de castigo del Ejército de Israel sobre la población de la Franja de Gaza, por el lanzamiento de cohetes de Hamas sobre el Estado judío, las dos partes enfrentadas llegaron a un acuerdo para poner fin a las hostilidades.
El acuerdo de alto el fuego, que ha sido descrito como “indefinido”, incluye la principal exigencia del movimiento islamista: el paulatino levantamiento del bloqueo económico y el asedio militar israelí, que estrangula a la superpoblada y empobrecida Franja desde 2007, cuando los radicales de Hamas se hicieron con el poder.
Como confirmó el presidente palestino Mahmud Abás, se abrirán “de inmediato” los principales pasos fronterizos con Israel para que entren ayuda médica y materiales de construcción, esenciales para una reconstrucción cuyo coste se calcula en no menos de cinco mil millones de dólares. El paso de Rafah, el único que hace frontera con Egipto, también se abrirá, pero será controlado por uniformados fieles a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), no a Hamas.
Dentro de un mes, cuando se reúnan las dos partes en El Cairo, se ampliará la zona de pesca y se estudiará la apertura del aeropuerto, con la condición de que, en este tiempo, no haya nuevos lanzamientos de cohetes o cualquier otra acción contra Israel por parte de las milicias palestinas.
“Gaza no es el enemigo”. “Israel puede avanzar en el alivio de las restricciones sobre Gaza. Nunca vimos a la población de la Franja como un enemigo, sino a Hamas, que es quien dispara cohetes”, declaró a Al Jazeera Mark Regev, portavoz de la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.