La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) hackeó cuentas de correo de la Presidencia de México por años y obtuvo información interna ‘‘lucrativa’’ sobre toma de decisiones del sistema político mexicano, a través de su división especializada en espionaje denominada Operaciones de Acceso Personalizado (Tailored Access Operations, TAO), según documentos filtrados por el exanalista de la agencia Edward Snowden y revelados por la revista alemana Der Spiegel.
Después de vigilar sistemáticamente las comunicaciones internas del Gobierno mexicano, la agencia descifró las claves para ingresar al servidor de la Presidencia de la República durante el sexenio pasado. De esta forma, Felipe Calderón, quien colaboró de manera más estrecha con Washington que todos sus antecesores, fue uno de los blancos del espionaje estadounidense.
‘‘El tono que usa la agencia para calificar sus operaciones en México de un ‘éxito tremendo’ ilustra el grado de agresividad con el que el Gobierno de Estados Unidos monitorea a su vecino del sur’’, dicen los autores del reportaje. ‘‘Y este es solo el principio. Tenemos la intención de ir mucho más allá tras este objetivo’’, señala textualmente el documento de TAO.
La revista anticipa que, con la ampliación de las filtraciones iniciales que dio a conocer la televisora brasileña O Globo a principios de septiembre, las relaciones entre el Gobierno de mexicano y Washington ‘‘se tensarán’’. En esa ocasión, en un programa de la televisora brasileña el periodista, que entonces colaboraba con el diario británico The Guardian, Glen Greenwald, reveló que la NSA se había introducido al correo electrónico de Peña Nieto, entonces candidato a la Presidencia, y había monitoreado conversaciones privadas y comunicaciones del priista con su equipo cercano.
A pesar del escándalo, la Presidencia mexicana no reaccionó con la firmeza con la que lo hizo la presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien incluso canceló una visita de Estado a EU hace cinco semanas y pronunció un duro discurso en la Asamblea General de la ONU, denunciando el espionaje de la agencia estadounidense como una violación al derecho internacional.
Los documentos demuestran que los dos países ocupaban los primeros lugares de una lista de objetivos de alta prioridad fechada en abril de 2013. En el caso de México, los temas de narcotráfico están clasificados como nivel de prioridad 1; en otras áreas, como liderazgos, estabilidad económica, capacidades militares, derechos humanos y relaciones comerciales internacionales, con el nivel de 3, y 4 en tareas de contraespionaje. En el caso de Brasil, sus programas nucleares son la prioridad.
Cuando la revista Der Spiegel solicitó comentarios de la NSA sobre estas revelaciones, la agencia respondió: “No vamos a comentar públicamente sobre cada acusación específica de actividad de inteligencia, y como asunto de política hemos dejado claro que Estados Unidos recauda la inteligencia extranjera del mismo tipo que recaban todas las naciones’’.