Civilidad Electoral

Por VICTOR ESTRADA GARIBAY

La inminente puesta en marcha de las campañas electorales pone a los partidos frente el hartazgo de la mayor parte de la población ante las guerras de lodo, que privilegian el insulto y el ataque por encima de las propuestas de quienes sean candidatos a cargos de elección.

Muchas mujeres y hombres de nuestro estado preferirían conocer no sólo las propuestas de los partidos, para resolver los problemas de la vida cotidiana de la comunidad; incluso les gustaría que los candidatos fueran más específicos y detallaran la forma en que van a implementar esas propuestas.

Los ciudadanos estamos hartos de promesas, preferiríamos conocer las acciones que implican cumplir esas promesas. En vez de ello, muchos prefieren la “nota” fácil que dan los ataques y los insultos, pronunciado por personajes públicos o desde el anonimato que permiten el uso de internet, Facebook o Twitter.

En este marco, creo que los partidos políticos deberían hacer un gran esfuerzo, desde nivel municipal, estatal y federal, para firmar un gran acuerdo de civilidad que los comprometa a realizar campañas que se enfoquen en las propuestas, los programas y su revisión, en vez del insulto y la descalificación del candidato.

Ojalá se tome consciencia que de persistir por el camino de las guerras de lodo estamos abonando hacia un clima de intransigencia, que al final ocasiona violencia y antagonismo cuando llega el momento de gobernar y no se pueden establecer consensos porque los perdedores se sienten agraviados y los ganadores dueños de la revancha.

Los problemas de la población y su posible solución, pasan a segundo término porque las fuerzas perdedoras quieren que los ganadores fracasen y demostrar con ello que la población se equivocó al emitir su voto. Este esquema ha provocado que todo lo político pase sencillamente a ser electorero.

Es por ello que grandes sectores de la población se alejan de los procesos electorales, entre ellos los jóvenes, quienes en redes sociales son los más críticos, pero al mismo tiempo quienes menos votan, de acuerdo a los estudios del Instituto Electoral del Estado de México.

Recuerdo una película al respecto, “La caída”;  donde se rescata el testimonio de una de las jóvenes secretarias que trabajó en el bunker de Hitler y sobrevivió a la ocupación. Ya anciana reconoció asustada: “Fue años más tarde que me enteré del genocidio a judíos, los campos de concentración, de los cuales no sabíamos nada”.

El reto de las instituciones políticas es evitar que nuestros jóvenes se marginen de las decisiones políticas, porque en algún momento estas los van a afectar en su entorno.

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