Desde el 21 de febrero de 1978 con el hallazgo de la diosa Coyolxauhqui, hasta la actualidad, el Proyecto Templo Mayor tiene un registro mayor a 50 mil objetos encontrados, entre ellos monolitos como el de la diosa Tlaltecuhtli.
Los trabajos de excavación desde entonces, liderados por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, han llevado al especialista a decir que la única zona arqueológica con que cuenta el país es México mismo, pues “en donde uno excava encuentra objetos que ayudan a comprender nuestro pasado”.
Así dijo el arqueólogo durante su conferencia “Proyecto Templo Mayor: 35 años de investigación”, como parte de las ponencias que ofrece El Colegio Nacional dentro de las actividades del Festival del Centro Histórico.
Ayer, Matos Moctezuma presentó al público asistente una recopilación de los hallazgos que han definido paulatinamente la historia de México Tenochtitlán, desde que estaba colonizado por el pueblo Azcapotzalco en el siglo XV.
La historia de los descubrimientos inicia desde 1978, cuando se encontró el monolito con la imagen de Coyolxauhqui tallada, y le siguieron diferentes ofrendas que revelaron la riqueza del pueblo.
Sin embargo, el antecedente de los vestigios que guardaba el Templo Mayor se remite a 1940, con el hallazgo de la diosa Coatlicue y después la Piedra del Sol, dentro de los límites de lo que Manuel Gamio ya había descubierto en 1914.
“Todos estos hallazgos e investigaciones nos han servido para conocer el pasado de lo que es nuestra historia y saber cómo se desenvolvieron las antiguas sociedades, pues aunque suene lugar común, nos ayuda a conocernos a nosotros mismos”, expresó Matos Moctezuma.
Asimismo, recordó que desde 1991, cuando la Catedral Metropolitana comenzó a desquebrajarse, él creó el Programa de Arqueología Urbana. Explicó que este programa fue creado con el fin de conocer lo que había debajo del edificio, en donde se encontraron cinco grandes edificios que sirvieron de base para que la Catedral comenzara a asentarse y por esa razón se hundía de manera desigual.