A través de un diálogo entre pintores mexicanos con Miguel Ángel, es como las obras de este artista del Renacimiento llegan por primera vez a México con 29 piezas, en las que destacan bocetos para el Juicio final, que más tarde fue imitado en la mixteca mexicana, David-Apollo, el Cristo Portacroce y una reproducción de La piedad.
Francesco Buranelli, ex director de los museos vaticanos, expresó que para la exposición Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos, era importante poner a dialogar a pintores de la entonces Nueva España, con la obra de Miguel Ángel, para resaltar la influencia que llegó desde un lugar ubicado a más de 6 mil kilómetros de México.
Son 29 obras las que componen la exposición en el Palacio de Bellas Artes, entre pinturas, esculturas y bocetos, de las cuales destaca el Cristo Giustiniani o Cristo Portacroce, obra original, así como David-Apollo.
Pero la exposición también incluye 45 obras de artistas mexicanos, como Andrés de la Concha, pintor y escultor sevillano, quien llegó a México en 1570 para comenzar a trabajar en el Templo de Santo Domingo Yanhuitlán, en Oaxaca, obras con elementos que delatan la influencia de Miguel Ángel en él.
“Hay que fijarse en el aspecto estético, pero lo más importante es fijarse en el significado del valor de la obra, porque son piezas que se hicieron a más de 6 mil kilómetros de Italia, en la Nueva España y en el México independiente”, expresó Buranelli en entrevista.