La pintora Frida Kahlo persiste como fuente inagotable de información e inspiración para los curadores.
Ahora toca turno al aprecio que esta figura icónica tuvo por la belleza y la variedad del mundo natural, como evidencian su hogar de toda la vida, la Casa Azul, y su jardín, en Coyoacán, al igual que el complejo uso de la imaginería del reino vegetal que plantea en su obra artística.
Así, el Jardín Botánico de Nueva York organiza la muestra Frida Kahlo: arte, jardín, vida, la cual, además de exhibir 14 pinturas y dibujos en la galería de arte de la Biblioteca LuEsther T. Mertz, reproduce el entorno de la Casa Azul.
Fundado en 1891, el recinto es un museo vivo de 250 acres (101 hectáreas), con más de un millón de plantas, localizado en el Bronx, que recibe 900 mil visitas al año. Este proyecto, concebido por los botánicos Nathaniel Lord Britton y su esposa Elizabeth, ahora cobra vida con los colores del México de Kahlo por medio de una evocación de su jardín en la Casa Azul, realizada en el Conservatorio Enid A. Haupt.
Al franquear los muros azules del patio, los espectadores deambulan por senderos revestidos de flores, mostrando una variedad de plantas sobresalientes de México. Una versión hecha a escala de la pirámide de la artista –creada para desplegar el arte prehispánico coleccionado por su esposo, el muralista Diego Rivera– presenta ollas tradicionales de terracota llenas de cactáceas y suculentas plantas mexicanas.
La muestra incluye una reimaginación –una recreación sería imposible– del estudio de Kahlo, que desde las alturas domina el jardín, así como la reja de cactos que rodea el estudio de Rivera en San Ángel.