La vacuna de Pfizer-BioNTech, que presentó resultados exitosos en su fase 3 el lunes pasado, es una de las 10 desarrolladas en el mundo consideradas entre las más prometedoras para su comercialización y distribución para contrarrestar la pandemia COVID-19. Algunas de las farmacéuticas e institutos encargados en su investigación y las pruebas en grandes grupos poblacionales podrían hacer anuncios similares a los de Pfizer-BioNTech, proporcionando resultados favorables de su efectividad e inocuidad, señala en entrevista Malaquías López Cervantes, especialista en epidemiología de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Además de la vacuna de Pfizer-BioNTech, las otras nueve vacunas más prometedoras son la de AstraZeneca y la Universidad de Oxford; la de la farmacéutica china Sinovac con el Instituto Butantan de Brasil; la de Sinopharm con el Instituto de Wuham (China); la de Sinopharm con el Instituto de Pekín; la de la empresa biotecnológica Moderna (Estados Unidos); la de CanSino Biologics (China); la de la belga Janssen Pharma, filial de la estadounidense Johnson & Johnson; la de Novavax (Estados Unidos); y la de Gam-COVID-Vac, elaborada por el Centro de Epidemiología y Microbiología Gamaleya de Rusia.
“La noticia de Pfizer-BioNTech es lo que estábamos esperando: tener los primeros resultados de las evaluaciones finales de una de las vacunas en desarrollo; esa es la información que les permite salir y dar a conocer el avance. Hay que tomar los resultados con cautela, pero con optimismo, puesto que confirman la obtención de un producto eficaz, capaz de producir inmunidad como se había anticipado, que es segura y que el laboratorio tiene posibilidades de producirla a gran escala en el mundo”, añade el también miembro de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia Coronavirus de la UNAM.
De acuerdo con Pfizer-BioNTech, acota López Cervantes, tendría la capacidad para desarrollar mil millones de dosis, una quinta parte de lo que se necesitaría en el mundo en una primera etapa de vacunación para controlar la pandemia. “A su vez, AstraZeneca-Oxford, agrega, produciría dos mil millones más, con eso se necesitarán dos mil millones adicionales, que podrán cubrir las demás farmacéuticas”.
Las farmacéuticas e institutos que desarrollan las vacunas contra COVID-19 tendrán que plantear su capacidad de producción, su meta y el tiempo para hacer entregas de lotes, dice el médico. “Pero en breve escucharemos los resultados de Moderna y, sin lugar a dudas, los de AstraZeneca-Oxford. Después de ello, países como el nuestro deberán iniciar la planeación de cuándo se recibirán los lotes, de qué magnitud serán y de qué forma iniciar el programa de aplicación”.
López Cervantes explica que este proceso dependerá de cada país e incluso si con ello determinan una vacunación anticipada o de emergencia. México, apunta, tiene una capacidad bastante buena para planear su distribución; consideremos, por ejemplo, los requerimientos de la cadena de frío que necesita la vacuna de Pfizer-BioNTech.
“En el caso de influenza, que necesita de la cadena de frío, este año se recibieron 35 millones de dosis y se repartieron con bastante rapidez para así iniciar la vacunación; tenemos algunas deficiencias, pero podemos llevar a cabo una vacunación como se ha hecho con la influenza desde hace años”.
Un paso intermedio que se esperaría no fuera un problema, puntualiza, es la aprobación por los organismos de vigilancia, que corresponden a la Cofepris.
Malaquías López enfatiza la cautela con la que hay que tomar la noticia de Pfizer-BioNTech, puesto que todo este proceso de distribución y aplicación no podrá iniciar antes de los primeros meses del 2021. “En México si se pudieran vacunar a 10 millones de personas al mes, que son muchos, tardaríamos un año en vacunar a todos; además, los primeros en vacunarse deberán ser los que están más expuestos o corren más riesgo”.